Por si la temperatura no era lo suficientemente cálida ayer por la noche, 270 dimonis camparon a sus anchas por el Parc de la Mar caldeando el ambiente con su fuego, con su especial celebración de la Revetla de Sant Joan, ante miles de personas.

El espectáculo y las ocurrencias de los dimonis consiguieron tener al público maravillado hasta que la última chispa de los casi cien kilos de fuegos artificiales se apagó. Tal era la expectación que al apagarse las luces en el Parc de la Mar y escucharse los primeros toques de las batucadas, el público estalló en aplausos. Los integrantes de las siete colles participantes impresionaron a los cerca de 10.000 ciudadanos, según las estimaciones de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, que organiza esta Revetla desde 1988.

Grupos de turistas observaban con gran asombro los bailes con fuego que realizaban los dimonis y sus fieles compañeras las bestias de fuego. Como expertos conocedores de la tradicional celebración estaban Enrique y Enriqueta, quienes desde hace más de cinco años acuden a disfrutar del espectáculo de fuego, aunque con cautela, "nos gusta mucho pero preferimos verlo desde la retaguardia", comentan entre risas. A su hijo Germán de seis años, sin embargo, los dimonis no le dan ningún miedo, todo lo contrario, acudió a la fiesta disfrazado como uno de ellos y aseguró con firmeza que tenía claro qué regalo quería en las próximas navidades: "Para Papá Noel me pediré un muñeco de dimoni".

Menos acostumbradas al Correfoc estaban Myriam Muiño y Araceli Pérez, que acudían al Parc de la Mar en la Revetla de Sant Joan por primera vez pero con muchas ganas: "Nos encanta el ambiente". Menos entusiasmada estaba Marina del Río Pérez, de catorce años, a quien le aterran los señores del averno.

Los dimonis de Enfocats, Realment Cremats, Kinfumfa, Ratapinyada, Endimoniats, Trabucats, Es Cau des Boc Negre y Trafoc no estuvieron solos en este espectáculo, tuvieron la ayuda de tres bestias de fuego: l'Òliba de la Real (que debutaba en esta fiesta), el Drac de na Coca y el Drac i Guardians de Sant Jordi. Además, los 115 timbales y tambores de cuatro batucadas acabaron por redondear el Correfoc.

Como el año anterior, los niños tuvieron su propio espectáculo de dimonis, en el que se quemaron 12 kilos de pirotecnia.

La Revetla también fue reivindicativa con el pregón pronunciado por el escritor Pere Morey i Servera, quien pidió que las hogueras de Sant Joan de las islas "las sientan en su pecho las personas encerradas por haber pedido un trato fiscal y cultural más justo para su nación".

En su papel de dimoni bufó, Morey deseó "de todo corazón que el próximo año, y todos los otros, se haya impuesto el seny y las puedan ver y vivir en sus pueblos junto a su familia, que somos todos los que amamos locamente, como Salvador Espriu, la nostra vella, bruta, dissortada terra".

"Lo que importa es pasarlo bien todos juntos, respetando y compartiendo nuestra verdadera religión tan mediterránea y que se puede resumir en dos palabras: Carpe Diem", concluyó.