Palma se levanta contra los megacruceros. Unas veinte entidades han presentado este lunes un manifiesto en el que reclaman medidas que frenen "un modelo turístico insostenible y no deseable" en Palma. Mañana, quince personas populares pondrán rostro a la campaña de recogida de firmas entre los ciudadanos. Entre las entidades hay ecologistas del GOB y Amics de la Terra, asociaciones vecinales representadas por la Federació, el colectivo Palma Ciutat per a qui l'Habita, el movimiento Palma XXI. Todas ellas van a reclamar al inminente nuevo gobierno autonómico y municipal que "limite" la entrada de un crucero al día con un máximo de 4.000 personas.

A la Autoridad Portuària de Balears le piden un control diario de los impactos medioambientales además de garantías de transparencia fiscal y laboral entre los empleados que trabajan en estas meganaves.

Por otro lado, demandan el aumento de la ecotasa a cinco euros y que se declare el Mediteráneo zona ECA, es decir, Área de Control de Emisiones, como ya han hecho en el mar del Norte y el mar Báltico.

En opinión de Margalida Ramis, del GOB, "es tarde para poner límites" porque "no se han adoptado ninguna medidapolítica que alerte de una situación más que alarmante". En ese sentido, tanto ellos como Amics de la Terra, sin tener datos concretos aún, ponen el acento en las repercusiones sobre la salud debido a la contaminación.

Palma, sobre todo el centro histórico, soporta en temporada alta la carga de 2,6 millones de cruceristas de 2018, una cifra que supera con creces a los 1,8 millones de 2016.

Manel Domingo, de Ciutat per a qui l'habita, no descarta que "si no hay un cambio que ponga límites a este modelo y busque alternativas", podrían llevarse a cabo acciones como la manifestación del pasado sábado en Venecia, en la que miles de venecianos protestaron por la invasión en su ciudad de este negocio turístico.

Jaume Garau, de Palma XXI, pide que se de luz a la fiscalidad y condiciones laborales en barcos con banderas de paraísos fiscales.