"En los últimos cuatro años las pintadas en Palma, no solo en el centro sino también en el Ensanche y en los barrios de la periferia, han aumentado exponencialmente", ha asegurado la entidad Arca, autora de la campaña No pintades vandàliques y que este miércoles ha presentado una serie de medidas a hacer en las que implica "directamente" al Ayuntamiento. "Ha de legislar", le recuerdan. Y le piden que "se responsabilice".

A su juicio, "debe ser Cultura el departamento que lidere la erradicación de este problema que da mala imagen turística y malestar a los porpios ciudadanos", ha expresado la escritora Rosa Planas, que se ha sumado al activismo contra la ciudad pintada.

En "clave positiva", no piden ni sanciones ni otras medidas coercitivas sino "avanzar hacia soluciones" porque si en ciudades como Madrid, Berlín o París "han disminuido estos ataques a la ciudad", Palma también puede poner fin.

Por ello proponen que "a pintada hecha, pintada borrada" para evitar el efecto contagio y que "el ego de los autores aumente al ver qué su pintada sigue en la calle".

Además piden "actuación inmediata" que vaya más allá de "un protocolo técnico que no ha servido de mucho", ha subrayado Àngels Fermoselle, de Arca.

Sostinene además que sería bueno "crear espacios para la creación del arte urbano" y que la gente sepa distinguir entre el vandalismo y el arte de los grafiteros. En un sentido similar, Fermosselle apunta la idoneidad de utilizar algunas paredes medianeras para hacer arte urbano.

Por de pronto, la entidad proteccionista sigue con su campaña en redes sociales, está recogiendo firmas y van a llevar a cabo una campaña fotográfica en la que personas públicas y anónimas posarán ante una pintada con eslóganes contra estos ataques pintados.