Paquetes de cereales son el mural que colorea la blanca pared del pequeño negocio Horny Flakes , abierto el 14 de abril por Sandra Garrido, su estreno en el mundo empresarial con tan solo 23 años. Su producto: los cereales.

Como un arpón, la sentencia de Goethe: "Hablar es una necesidad, escuchar es un arte", que ellos intercalan en el pupurri de friskies, cheetos y corn flakes. No es elección propia. "Cuando alquilamos este local, que antes fue despacho de abogados, ya estaba escrita la frase. Nos gustó, y aquí se ha quedado".

Para ser masticada fuera, porque este lugar 'excitante' que se ha instalado en la calle de sa Gerreria es un "take away", dice Sandra, que tan solo ha vestido los escasos metros con dos mesas. "Se sientan los de Palmactiva que en los descansos vienen aquí y se toman su bol de cereales".

Es el primer negocio en Palma dedicado en exclusiva a este producto. "Nos inspiramos en lugares que vimos en Londres y en Barcelona, y porque gente de Mallorca viajaban a estas ciudades a probar los cereales. Es un negocio que se mueve mucho por redes sociales", cuenta.

La baza está en ofrecer a una clientela "joven" sin descartar seducir "a los adultos que quieran recuperar su adolescencia y niñez cuando desayunaban cereales", tipos que en Palma no se encuentran. Entre las rarezas, los froot loops, los cheerios o los caticorn.

"Los que vienen de los Estados Unidos no tienen gluten, por eso apostamos por sus productos", indica esta estudiante de bachillerato científico "a distancia", que anima a que "las mujeres monten sus propios negocios". Ella lo tuvo claro desde pequeña: "Siempre quise ser empresaria, no depender de nadie. Quiero llevar las riendas de mi vida", remata.

Sus boles de cereales se acompañan de distintos toppings y diferentes clases de leche. Los precios van de 5 euros, el más económico, a 6 que cuestan los sunrise fantasy con unicorn, o los peanuts o los cookitos. El american way of live se desayuna en sa Gerreria.