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Mujeres de hoy

Assiya Emhandi El Baruodi: "No volvería a Marruecos; mi corazón y mis ojos están en el Fornet de sa Soca"

La "mano derecha" del famoso panadero y pastelero Tomeu Arbona llegó a Mallorca en 1995. Tenía 19 años

Assiyah Emhandi es la segunda de a bordo en el Fornet de sa Soca. Sus dueños confían en ella. manu mielniezuk

"Buenos días, quiero una garrafa de agua y una barra de pan" fueron las primeras frases en español que Assiyah Emhandi El Baruodi -Asilah, Tánger, 1972- dijo al instalarse en Son Ferriol. Hoy es la "mano derecha" de Tomeu Arbona en el reputado Fornet de sa Soca. Llegó a la isla con 22 años, tras cuatro de noviazgo a distancia con su marido, un hombre "bueno, trabajador, limpio, respetuoso, súper atractivo" que le lleva 15 años de diferencia. Tienen cuatro hijos, todos nacidos en Mallorca. Las dos primeras estudian arquitectura y biomedicina. Apenas hablan la lengua de sus padres. "Me da mucha pena", dice Assiyah, una mujer que en sueños vaticina hechos futuros. "¡Soñé que venía a Mallorca! Amo a mi país, pero no volvería a Marruecos porque mi corazón y mis ojos están en el Fornet de sa Soca". Lo dice con palabras que salen de muy adentro. Todo en ella es verdad.

P Hoy hay elecciones. Usted tiene la nacionalidad española. ¿Va a votar?

R ¡Claro! Amo Mallorca y a España y hay cosas que no entiendo como que algunos políticos hablen mal de los inmigrantes. Hay que viajar, conocer otros países. Creo que si quieres a tu país no buscas conflictos, no pones a unos contra los otros. Da igual el lugar de procedencia, hay que respetar a las personas por el hecho de que son personas.

P ¿Por qué vino a Mallorca?

R Por mi marido. Él llevaba unos años trabajando en Eivissa, en la construcción, después vino aquí. Éramos amigos por la familia. Cuando él vio mi foto, dijo que le gustaba. Fue a Asilah en Navidad y nos conocimos. Me gustó enseguida, y aunque es 15 años más mayor, lo vi adecuado como marido y para formar una familia. Aquí vivo desde hace 23 años, en el mismo lugar, en s'Hostalot, en la misma casa; aquí han nacido nuestros cuatro hijos.

P ¿Cómo fue su adaptación?

R Llegué en verano y en Navidad ya podía hablar algo. Aprendí la lengua mirando la tele. Mi marido me escribió en un papel lo que tenía que pedir en el bar, 'una garrafa de agua y una barra de pan', lo memoricé y me entendieron. Al día siguiente me enseñó cómo ir al Ayuntamiento, ¡aún me acuerdo, la plaza santa Eulàlia en la puerta número 7! no conocía nada, cogí el autobús y bajé en la plaza de España. No me perdí. Regresé a casa tan contenta. En Marruecos solo estudié cuatro años. salí del colegio con 11 años. He aprendido sola toda mi vida, mirando a los demás de lejos. Pero me gustaba estudiar, cogía papelitos, la historia me apasiona. Pero si me preguntas por los mallorquines y cómo me trataron, pues debo decirte que bien, solo que me sentía sola, estaba embarazada, mi marido todo el día trabajando, en un pueblo... Lloraba. Con mis dos primeras hijas, empecé a trabajar un poco.

P ¿En qué?

R Una señora me vio y le preguntó a otra vecina si podría limpiar en su casa; ésta le dijo 'creo que en Marruecos, las mujeres no trabajan! Iba a limpiar a su casa y para mí fue medicina. Se convirtió en mi madre, mi familia. Francisca fue todo. Ha muerto hace un mes. (Assilah llora con suavidad. Todo en ella es suave).

P ¿Cómo se produjo el salto al fornet de sa Soca?

R ¡Tenía niños, limpiaba casas de 9 a 13.30 que los iba a buscar al colegio, hasta que llegó la crisis y tanto mi marido como yo perdimos el trabajo. Fui a la Seguridad Social y dejé currículos por toda Mallorca. Me llamaron de Deixalles para limpiar, conducir porque al tener el carnet podía hacer transportes. Conocí a Tomeu Arbona en la Seguridad Social, él trabajaba ahí, y me aconsejó que pidiera una ayuda. Me quedé con su cara. Otra vez le encontré en Alcampo y otra vez le vi que iba con la bicicleta. ¡Siempre sentí cercanía y no sé por qué supe que nos íbamos a encontrar! Me enteré que había abierto un horno y fui y le dejé mi teléfono. Además, como me gusta la cocina, le llevé pastelitos que había preparado. Me llamó pero solo para ir a limpiar los sábados, así que me apañé con Deixalles y ese sábado. Entré en abril y en septiembre, empecé a trabajar todos los días. Dejé Deixalles y me quedé en el horno. Llevo ocho años en el Fornet de sa Soca: tengo mis ojos y mi corazón en este lugar.

P ¿Qué hace exactamente?

R ¡De todo! Un día soñé que sería famoso, le veía hablando con periodistas, y otra vez volví a soñarlo, iba vestido con el mismo traje, y también era alguien con mucho éxito. Aquí he aprendido todo: las recetas mallorquinas, las cocas, el pan. La historia del fornet, sobre todo el de la calle de Sant Jaume, es mágica. ¡Cuando pienso todo lo que hacíamos en un lugar tan pequeño, con tantos clientes esperando hasta que llegó la crisis. Tomeu tuvo que despedir a algunas personas pero yo me quedé. Él decía que yo era su 'mano derecha'. Fue un tiempo difícil, tengo una hipoteca, cuatro hijos, mi marido tuvo que ir a Francia a trabajar, luego se quedó sin trabajo y enfermó. Los últimos 5 años yo he llevado el ritmo de la casa.

P ¿Prepara algunas recetas de su país para el fornet?

R No, porque el sello son los productos locales, aunque algunas cosas son muy parecidas como los panellets, los mantecados.

P ¿Le gusta el cambio de lugar?

R Es más cómodo trabajar aquí pero la magia del primer fornet en Sant Jaume no está aquí. Aquello pareció un cuento. Fue mágico.

P ¿Es usted feminista?

R Es un término para mí confuso pero vengo de un lugar donde las mujeres son muy fuertes.

P ¿Alguna vez la han mirado mal?

R Cada vez que hay un atentado terrorista me siento rechazada por mi religión. Yo me siento avergonzada de estos grupos radicales que no tienen nada que ver con quienes somos creyentes y respetuosos con otras religiones. Cuando hubo los atentados del 11-M me sentí distinta, estaba avergonzada, confusa, me quería meter bajo la tierra. Mi religión no es esto.

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