El swing invita a mover los pies. La música de finales de los años 20, con claras reminiscencias africanas, tiene una cadencia de tempo medio y rápido. Se bebe en bourbon. Un siglo después, regresa recuperado a través del baile que usa los mejores temas de swing, el Lindy Hop, y que en Palma ya ha calado entre los más de mil aficionados.

La antigua cárcel de Palma ayer fue la pista de baile elegida por los organizadores de Swing entre reixes, un festival que pretende impulsar este lugar de Cas Capiscol como espacio de dinamización cultural que "descentralice" la oferta lúdica de Palma.

Margalida Mateu es una de las integrantes de Mallorca Swing, organizadora de este encuentro en el que participaron las distintas escuelas de swing que existen en la ciudad, Tàndem, Cotxeria y Cabaret Galàctic. Todos ellos prisioneros del swing.

"Nos interesa difundir la cultura que hay alrededor de la música swing, que para mí es la mejor, y que además me fascina la época en que se produjo", señala Mateu.

En el escenario afinaban los vientos de Hi Hats, a punto de enceder el motor de este encuentro de swings, con temas recuperados de este estilo jazzístico que está envuelto en humo y en el desafío de apurar con el baile la crisis de 1929.

Sonó el saxo, y las parejas salieron al foso de la antigua cárcel a bailar. Los leaders marcando el ritmo, los followers siguiéndolo. En todos ellos, una perenne sonrisa. "Lo bueno de esta música es que invita a bailar a todo el mundo. Todos bailan con todos", comenta entusiasmada Marga Mateu.

Su tocaya, Margarulia, fue de las primeras en apuntarse al baile del Lindy Hop, flechada como está por el swing. Ella, desde Mallorca Ilusions, organiza actividades como talleres con música en vivo una vez al mes, y también el Swing & Relax, que este año va a poder ofrecer de manera gratuita en Magalluf los días 24,25 y 26 de mayo.

Quiero devolver lo que ha recibido de un baile que aprendió con José Jiménez. A su lado, su hermana, la dibujante y caricaturista Cristina Torbellina, que le ha prestado su talento para promocionar sus eventos.

La antigua cárcel se anima por minutos. "Yo aprendí de mi padre, que bailaba con mucho swing", dice Gori Bujosa. Él y César Cano dan clases en sa Cotxeria. Ambos le ven "futuro" a sa Presó como centro cultural, incluso piden que "se liberalicen más espacios públicos". Llorenç Carrió, regidor de Cultura, toma nota.