En apenas un par de metros nada más entrar en la perfumería Santa Maria Novella el olfato se abre a ochocientos años de historia. La que cuenta el origen de la Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella en Florencia. El próximo 4 de abril inaugura su primer establecimiento en Palma, aunque lleva en rodaje desde finales de noviembre. Irina Parages, representante oficial de la perfumería en España, es una "enamorada de Mallorca", de hecho vivió aquí, y "quería abrir un local en Palma.

El negocio, al final de Sant Feliu, y muy cerca de la iglesia de Santa Cruz, es casi una bombonera. Quien pasa por allí lo mira sorprendido y si conocen la casa, "entran y compran sin pestañear", asegura Irina.

Cuando se huelen sus fragancias tanto en cremas como colonias, jabones o ambientadores y champús, se viaja al limbo del tiempo, donde aquellos frailes dominicos recogían sus hierbas curativas y perfumaban el interior del convento. Pasaron cuatrocientos años, en 1621, hasta que los monjes abrieron un negocio que ha rendido a reinas, a actores, actrices y cuya farmacia, cerca de la plaza de Santa Maria Novella, ha servido de escenario para la escena en que Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) le compra un perfume a Clarice (Jodie Foster).

Entre los productos estrella, el pot-pourri, la granada de barro cocido, el Agua di Santa Maria o agua antistérica, aunque son cientos las fragancias que desde el siglo XVIII alcanzaron Rusia, China e India.

A finales del XVIII, el gobierno italiano confiscó los bienes de la iglesia; el Estado que la cedió a Cesare Augusto Stefani, sobrino del último fraile que dirigió la Officina. Ha seguido en la familia cuatro generaciones hasta hoy que la dirige Eugenio Alphanderi bajo las fórmulas de los frailes. Hierbas, flores, almizcles, se recolectan, mezclan, con las mismas recetas, a las afueras de Florencia. De ahí al mundo. Perfuma a Nicole Kidman, Madonna, Tom Hanks y ahora a quien pase por Can Salas, en Palma.