El Planeta ya no puede más. El último informe de la ONU es demoledor. Si en 2020 no se reducen al menos en un 40 por cien la emisión de gases tóxicos y en 2050 en un setenta por cien, no estaremos a tiempo de salvarlo. De salvarnos. Las filmaciones de las 'sopas de plástico' en los océanos, también en el Mediterráneo, y la muerte de especies por ingesta de plásticos y microplásticos están calando. Ha llegado el momento de reducir su uso. ¿Cómo? Con gestos cotidianos: comprando a granel.

En Palma existen dos establecimientos que venden al detalle, ES20 en la calle Bonaire, y La Granoteca, en Comte de Barcelona. Ambos abrieron con escasos meses de diferencia, dos años atrás. Tanto Antonia Cañellas y su madre Catalina Capellà como Daniel Moreno, propietarios de estos comercios, respectivamente, tienen claro que tras su negocio "hay voluntad de crear conciencia".

"Como consumidor quería comprar a granel y no encontraba. Pensé que debía hacer algo para fomentar la compra sin generar residuos, y decidimos montar La Granoteca", cuenta este gaditano que se mudó a Mallorca "por amor", sonríe.

Su negocio, diáfano, en madera y paredes blancas, se apuntala en "cuatro patas: a granel, de producción ecológica, producto de proximidad y si viene de fuera, procedente de comercio justo". Despacha legumbres raras como el teff de Zamora, o azúcar de panela de Perú y algunas pastas del molino ecológico Spiga Negra del Humilladero de Málaga.

Antonia Cañellas abrió ES20 con su madre en junio de 2017. Satisfecha con los resultados, asume que el cambio en los hábitos "es lento" pero subraya satisfecha el éxito en el barrio al que "son muchos los que acuden con su huevera a por los huevos del convento de Ariany", o los envases de cristal a por vino que también despachan a granel.

"Desde el principio, tuvimos claro que no íbamos a usar bolsas de plástico y la verdad es que cada vez son más los clientes que vienen con sus bolsas de tela, o los sobres del pan plegado que ya han utilizado en anteriores compras. La gente está más concienciada", piensa. "Las noticias sobre la contaminación de los plásicos ha alarmado", comenta.

Otro tipo de beneficio

Volver a llenar la cesta de la compra de una manera más consciente, austera, nos acerca a nuestros abuelos solo que "lo que para ellos era lo normal, para nosotros es una cuestión de responsabilidad", dice Daniel.

Se le acercan dos treintañeros, uno mallorquín y el otro extranjero. Le dan la enhorabuena. "Lo que en otras ciudades de Europa es habitual, aquí es una excepción. Gracias por abrir esta tienda" le dicen. Tanto él como Antonia confirman que el tipo de cliente "es heterogéneo, aunque el que más abunda es el joven, en torno a los 30-35 años".

Los pioneros en Palma del comercio a granel asumen que "los márgenes de beneficio son pequeños", pero les compensa ayudar a salvar el Planeta. Grano a grano.