Las escaleras públicas que conectan la avenida Joan Miró, a la altura del número 137, con la dársena de Can Barberà continúan degradándose sin que haya muestras de un mantenimiento periódico. No solo se trata de lo dañada que se ve su estructura, las paredes están llenas de grafitis, orines, hay hierbajos y hasta un colchón de espuma abandonado.

Una de las vecinas de la zona ha enviado a este diario varias imágenes como muestra de esta “profunda degradación” de los barrios de El Terreno, Bonanova y Portopí, explica. “Una vergüenza pensar que los turistas pasan por aquí”, añade esta denunciante.

El arreglo de estas escaleras públicas puede llegar de la mano de un promotor privado, que tiene proyectada la construcción de un edificio de lujo, con el primer aparcamiento automático de la isla, en el solar adyacente. Hace ya meses que Burt Grupe anunció a este diario que además de reformar la conexión entre Joan Miró y la dársena de Can Barberà, prevé construir un mirador e instalar un ascensor para facilitar la accesibilidad, para lo que ya tenía un proyecto aprobado.