Les separan un par de kilómetros y su posición en el mapa. La Soledat y Canamunt son la cara y la cruz de la misma moneda a simple vista. Detrás hay un hilo que las une. En ambos barrios, los herederos de Vicente Juan, abrieron fábricas textiles: Can Ribas en La Soledat y Flassaders en Canamunt. El primero se ha transformado a través de la cultura al convertirse en un espacio municipal de uso sociocultural, y el segundo, paralizado el proyecto de hacer de can Ribas un centro de desarrollo de las artes circenses.

El hilo que les conecta ha sido recogido por Tres Cultura, Natxa Pomar, la Associació d’Amics de la Soledad Foraporta y el Observatori de la Memòria de Canamunt.

En un proyecto abierto, este viernes se va a recorrer el barrio de La Soledat, en plena transformación aunque aún con signos evidentes de degradación por ser foco de venta de droga como lo fue años atrás Canamunt. El siguiente viernes le tocará el turno a uno de los barrios más castigados por la gentrificación: Canamunt está perdiendo tejido vecinal a marchas forzadas en aras de transformarse en la zona turística de Palma por excelencia.

Tina Codina, una de las impulsoras de esta iniciativa junto a Natxa Pomar, apunta que “el proyecto es crítico”. Se quieren desmentir ideas preconcebidas como quien cree que “en Canamunt estamos muy bien porque ven bares, restaurantes bonitos; no saben que detrás también hay desahucios y éxodos involuntarios del barrio de sus ancestros