"Podemos hacer actividades de circo en una nave de un polígono cualquiera, pero tenemos mucho que aportar a la Soledat y el resto de la ciudad", afirma convencido Matías Marré. Lo demostraron ayer en la explanada de la antigua fábrica Can Ribas. Los niños del barrio y de otras zonas de Palma llenaron por la mañana la plaza y disfrutaron de lo lindo subiéndose a los zancos, trepando por una tela, haciendo equilibrios sobre un rulo con una tabla y sobre una bola más grande que muchos de ellos, pedaleando en el monociclo y convirtiéndose inesperadamente en auténticos artistas circenses.

La jornada reivindicativa de la Associació de Professionals del Circ de les Illes Balears fue todo un éxito y una forma de conocer para qué servirá la reforma del equipamiento municipal, ahora envuelto en la polémica debido a la paralización del proyecto ya aprobado. "De ningún modo nos oponemos a que el edificio sea declarado Bien Catalogado, pero no queremos que esto bloquee nuestra propuesta, que es crear un proyecto social adaptado al barrio. No somos cuatro hippies que venimos y nos inventamos cualquier cosa. Estamos asesorados por los mejores de Europa", como destacó el presidente de la entidad, Tià Jordà, refiriéndose al Ateneu Popular 9 Barris, situado en Barcelona.

La regidora de Bienestar Social, Mercè Borràs, que es originaria de la Soledat, acudió con sus nietas y consideró que la iniciativa "será muy beneficiosa para el barrio". Los residentes lo corroboran, como Victoria Cortés, quien echó en falta "juegos y actividades en la plaza para los niños". Sus hijos, José, de cuatro años, y Ana, de nueve, aprovecharon muy bien la diada circense porque esta clase de eventos "nunca se organizan en la Soledad". También vive allí Andrea Lechte, que urge a Cort a "empezar la reforma de Can Ribas cuanto antes, porque sería una mejora tremenda".

De otras zonas de Palma son Lucas Fiol, que acudió con un grupo de amigos y sus hijos, Haru y Hani; y Victoria Riado y Jaume Pons. Como ella explica, "este tipo de inversión es un anclaje para la integración de personas que de otro modo no lo harían, porque no tienen posibilidad". La antigua fábrica busca ese objetivo.

Después de los talleres matinales, se celebró una paellada popular y, por la tarde, un espectáculo de cabaret para que pequeños y mayores viesen que el circo no es solo apto para los duchos en el equilibrismo y los malabarismos.

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