La leyenda urbana atribuye al azar la construcción del edificio Antiga Can Miró, situado en Sindicato 42, ya que a Maneu des 'ferro' le tocó la lotería y con el premio mandó construir este inmueble que ahora está siendo reformado por los propietarios para convertirlo en su vivienda.

Asentado sobre un solar en el que estuvo una antigua pescadería, mantiene más de un siglo después ese rastro que se puede ver en los locales comerciales que están en los bajos de la Antiga Can Miró. En los mismos, estuvieron los Tejidos La Catalana, fundado en 1920.

Los descendientes de Isabel Trujillo, que fue quien adquirió el edificio en 1924 al heredar de su padre, según cuenta un nieto, han decidido convertir este "edificio de relumbrón" en su vivienda.

"Sindicato ahora ha cambiado mucho. Ya no da miedo", expresaron sus futuros inquilinos, que antes solo utilizaron despachos.

La reforma, que ya cuenta con licencia municipal, se circunscribe al interior del inmueble. La fachada se mantiene porque tanto los altos como los bajos están protegidos. El edificio, de planta baja y tres pisos, tiene protección B según catálogo municipal.

En los interiores, los propietarios deberán respetar detalles decorativos y en los espacios comunes "restituir la configuración y el ambiente del vestíbulo y el arranque de la escalera", indica la ficha técnica.

Será la primera vez que los descendientes de los Trujillo vivan en este edificio que fue sede del consulado de Portugal, despacho del abogado Piña y de Asaja, entre otros.