Un grupo de mujeres escuchó atentamente a otra mujer, Marina Crespí, historiadora del arte, cuando comentó delante del remodelado baluard de Sant Pere cómo "se abre un espacio para la ciudad y se permite construir un hotel de lujo".

El recorrido por las avenidas de Palma, iniciativa organizada por Arquitectives, para mostrar cómo ha sido la evolución a partir del derribo de las murallas "que han marcado un punto de inflexión en la evolución de la ciudad", señaló Crespí.

La idea fue dar visibilidad a través del recorrido radial del crecimiento de una ciudad a través de los distintos planeamientos, entre ellos el plan Alomar, "heterogéneo, hecho a partir de la plaza Mayor", y señalar hitos como algunos de los edificios de Gaspar Bennazar, "amigo del Cursach de la época", que construyó el Coliseo, "para el cual se construyó un tranvía ex profeso, ¡para realizar tan solo un kilómetro!", ironizó la licenciada en Historia del Arte.

Las mujeres aprendieron "detalles insospechados" o "sobre los que se reflexiona poco", y entre ésto subrayó cómo en las avenidas se construyeron casas de los enriquecidos de la época y en el interior de los nuevos barrios, "mandaron levantar esas villas con nombres de mujeres, que eran las queridas de los hombres enriquecidos con el boom turístico", contó Crespí. Ella está estudiando este tema, "poco conocido".

El recorrido avanzó en mostrar "pequeñas cosas que nos han transformado" y en resaltar que "también los ciudadanos podemos utilizar mecanismos para transformar la ciudad. ¡Es un tema de educación!", incidió Crespí.

En tan solo un siglo, Palma ha visto cómo en "esa zona de huertos en la actual Porta d'es Camp, pasan más coches que paseantes, porque "el derribo de las murallas medievales supuso no solo un cambio urbanístico, sino una transformación en los ámbitos de la economía, cultura y sociales".

El paseo concluyó en el p

ont de sa Riera, donde pocos saben que mantiene el original de Bennassar. La idea fue revelar "pequeños secretos" de la nueva ciudad del XX.