De barrio periférico y popular de los años sesenta, a una de las zonas residenciales más cotizadas de España, la progresión del precio de la vivienda en el Molinarsigue una línea ascendente que parece no haber tocado techo todavía, pero que en este tiempo ha ido cambiando paulatinamente la fisonomía urbana y social del que en otro tiempo fue barrio marinero de Palma.

El precio medio de un piso en el Molinar alcanza hoy el medio millón de euros y el de una vivienda unifamiliar el millón de euros, según los datos que ofrece el BBVA sobre la cotización de las viviendas de los barrios de Palma.

El precio medio del metro cuadrado en pisos de la zona se sitúa en 4.344 euros y el de una vivienda unifamiliar en 4.663 euros el metro cuadrado. Si fuera el precio medio de una ciudad y no de un barrio sería el más elevado de España.

Para situar la cotización de las viviendas del barrio palmesano en el contexto inmobiliario de España, basta recordar que Sant Sebastiàn, la ciudad con el metro cuadrado más caro, cobra una media de 3.327 euros el metro cuadrado, aunque es cierto que sus zonas más cotizadas alcanzan los 9.000 euros, según datos del Ministerio de Fomento.

A la capital guipuzcoana, le sigue el municipio de Sant Cugat del Vallés (Barcelona), con 3.008 euros el metro cuadrado; Ibiza, con 3.002; Barcelona, con 2.992; Getxo (Vizcaya) con 2.796; Santa Eulàlia del Riu (Ibiza) con 2.789; Madrid, con 2.750; Pozuelo de Alarcón (Madrid), con 2.741; Majadahonda (Madrid), 2.660, y Calvià con una media de 2.660 euros el metro cuadrado.

Antes de los años 80, la primera línea, la calle Vicari Joaquim Fuster, estaba formada por casas que en su mayor parte eran de planta baja. Lo cuenta el periodista Joan Riera en uno de sus artículos en Diario de Mallorca. "Moradas generalmente humildes, que a veces tenían una terraza delantera en la que disfrutar de los atardeceres veraniegos. Un pequeño muro y una carretera con más baches que llano constituían la única separación del mar. Cuando arreciaba el temporal se repetía la escena: casas inundadas y la carretera costera destrozada por enésima vez por la fuerza de las olas", rememora el peridista.

"Exprimo los recuerdos para constatar el cambio radical del barrio. El vuelco llegó cuando, allá por los años 80, se construyó el nuevo paseo marítimo. Una infraestructura pensada para evitar los estragos del mal tiempo se convirtió en uno de los atractivos favoritos de los palmesanos".

Las casas de primera línea que nadie quería cotizan a precios millonarioos. "Las familias de pocos recursos han sido reemplazadas por millonarios de media Europa. Los restaurantes de moda y los lugares de copas atraen a residentes y turistas. Sobre el paseo se practica cualquier deporte con la única condición de que se pueda denominar en inglés: running, jogging, cycling... El vetusto club náutico ha sido escenario de una batalla especulativa que, sin duda, aún no ha terminado", puntualiza.

Los residentes locales se han convertido en la última resistencia del pasado. A principios de los noventa todavía era posible comprar un piso en segunda línea con necesidad de reforma por menos de 15 millones de pesetas. Pero con el cambio de siglo las gangas se acabaron definitivamente. Y los antiguos residentes aprovecharon las elevadas cotizaciones de sus casas para hacer negocio y desplazarse a otras zonas de la ciudad.

En los últimos quince años la zona ha caído bajo la influencia de las inmobiliarias suecas y alemanas que operan en Mallorca, los precios se han disparado y el proceso de salida de los antiguos residentes se ha acelerado. En el barrio viven ciudadanos de toda Europa.