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Más demoliciones, menos historia

Más demoliciones, menos historia

Cuesta mirar de frente algo que duele o que avergüenza. Huir del dolor es algo instintivo y hasta cierto punto inteligente. Por eso me ha costado unas semanas ir a ver una señora casa con permiso de demolición en el barrio de la Plaza de Toros de Palma. También es verdad que si hubiera ido antes casi no hubiera podido ver nada porque el frondoso jardín, tapaba las fachadas hasta hace pocos días. Hoy he ido, a despedirme y a enfermarme un poco. Es lo que tiene el sentimiento de impotencia, que merma la salud. La excavadora ha hecho gran parte de su trabajo. Ya no están los árboles ni el brocal de la cisterna ni algunas construcciones laterales. Ahora se ve el cuerpo central del edificio con los muros, las piedras de los arcos de las puertas, las barandillas de hierro, las esquinas de piedra de marés bien ordenadas? todo indica que solo falta la arremetida final para que no quede ni rastro. Debía ser lo que aquí llamamos una casa d'hort, con dependencias diversas y, en su día, con terrenos de cultivo. Ya sucumbieron muchas edificaciones de ese tipo pese a enconadas luchas para su pervivencia. Recuerdo ahora las casas de Son Forteza, en el barrio al que dieron nombre, con un extenso pasado, y las de Son Coc, en Pere Garau.

En pocos días, casi todo indica que habrá una menos. Poca gente la conocía porque no estaba en un lugar de paso. No figuraba en ningún catálogo de elementos protegidos porque los agujeros en el mismo son inmensos y porque, quizás, para los expertos, no reuniría características excepcionales. Es lo que pasa, que no se tiene mucho miramiento hacia el patrimonio más sencillo, normalmente en los barrios que un día fueron terreno de cultivo y en los que se ubicaron las primeras casas de veraneo, o las de las personas de los puebles que se acercaban a buscar más facilidades en su vida, cerca de la capital, y que van perdiendo su pasado, van borrando su historia.

La herramienta de protección por excelencia de cualquier planificación urbana es el catálogo de elementos patrimoniales. Es un listado compuesto por fichas en las que se detallan los valores y las posibles intervenciones permitidas de cada integrante. Pueden ser edificios unifamiliares o plurifamiliares, monumentos, molinos, caminos, jardines, puentes, escudos, herrajes? El catálogo de Palma tiene unas lagunas espectaculares y, pese a que su revisión a fondo sería la demostración de que se quiere proteger de verdad el patrimonio, eso no se produce y solo se parchea. Pronto se aprobará un parche para unos cuantos agujeros. Algo es algo, pero quedan centenares de ellos. Mientras tanto la revisión a fondo ni se da ni se la espera.

Estamos en un largo periodo preelectoral. ¿Se tomarán en serio los partidos políticos la protección efectiva del patrimonio, invertir y facilitar su rehabilitación, evitar su destrucción y favorecer la creación de nuevos elementos? Si es así, que incluyan en sus programas un apartado específico sobre Patrimonio de Palma y que el primer punto sea "Revisión exhaustiva para la ampliación del Catálogo de Elementos con valor histórico, etnológico, paisajístico o cultural".

He decidido que yo también estoy en precampaña. Especialmente después de haber conocido una casa interesante que parece que está a punto de ser destruida y tras haber hablado con un amigo, político histórico que sigue al loro de los pormenores de la ciudad y me dijo que el Patrimonio no está en el programa electoral de ningún partido. Pues eso, estoy en precampaña.

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