Si no llueve, plan A. Si llueve, plan B. El primero, salir a la calle a cenar bocadillos de llonguet. Y el segundo, meterse en los bares a hacer lo mismo. No hizo falta, ya que el mal tiempo dio una tregua por la noche y las cenas populares celebradas ayer con los típicos panecillos palmesanos llenaron calles y plazas de Ciutat, como Oms, que estaba abarrotada en la zona del bar España, o Alexander Fleming, donde la cola frente a la barra llegaba de un lado al otro de la pista deportiva.

Los numerosos asistentes que optaron por la llonguetada de la asociación de vecinos de Santa Pagesa se arremolinaron junto a la hoguera y quienes acudieron al antiguo Can Vinagre formaron numerosos grupitos para comer más de un millar de panecillos con una docena de rellenos de todo tipo preparados por el horno de Sant Elies. Ambos negocios fueron los organizadores de este encuentro animado por el grupo de música Elliot, pero contaron con la complicidad de los bares próximos en caso de haber tenido que recurrir al plan B.

Las llonguetades impulsadas por el colectivo Orgull Llonguet se celebraron en 19 asociaciones ciudadanas o establecimientos repartidos por toda Palma, como la de los Castellers de Mallorca, que este año se trasladó al Secar de la Real, o la infantil de Espiral, en el Molinar. Sin embargo, casi todas se concentraron en el arco interior de las Avenidas, entre ellas la concurrida de la zona de Velázquez y la más familiar de los dimonis Trabucats, en la Mercè.