La bonanza climatológica por lo que se refiere a las precipitaciones registradas a lo largo del año pasado permitirá que la Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) no tenga la necesidad de adquirir al Govern grandes cantidades de agua procedente de la desaladora de agua de mar. Esta situación ya se dio a lo largo de 2018, año en el que se habrá adquirido líquido desalado por un importe de un millón de euros, cuando la previsión realizada a finales de 2017 era la de comprar agua por un importe de ocho millones para asegurar el abastecimiento a la población.

Según la presidenta de la empresa, Neus Truyol, en principio, y si la pluviometría lo permite, se prevé adquirir aproximadamente una cantidad similar a la del año que acaba, con el fin de que parte del agua acumulada en los acuíferos sirva para su recuperación. De todas formas, aunque no se utilice agua desalada la empresa está obligada a aportar al Govern tres millones anuales para el mantenimiento de las instalaciones. Si bien los niveles de los acuíferos se han recuperado en los últimos años, y los niveles de salinización de los pozos han disminuido considerablemente, aún se encuentran por debajo de los del inicio de la explotación. En s'Estremera, por ejemplo, si bien el nivel ha subido, aún faltan 28 metros para que esté igual que cuando se comenzó a explotar el acuífero.