Solemnidad en la Festa de l'Estendard que como cada año convierten la plaza de Cort en el epicentro de la ciudad para recordar el hito histórico de la conquista de Mallorca por el rey Jaume I. El balcón de la fachada del Ayuntamiento engalanado con damascos y con el cuadro del rey Jaume I es el instagram de la mañana hasta que sobre las 10.15 se colocó el Estendard Reial y la réplica de la Cimera del Rei Martí en una comitiva que abrieron els tamborilers de la Sala, los cossiers i cavallets del Consell de Mallorca y los caballeros de la Cofradía de Sant Jordi, la corporación municipal, la banda municipal que interpretó La Balanguera. Entre el público, hubo quien se preguntó "por qué no la cantan".

En la Catedral el obispo Sebastià Taltavull ofició la solemne misa, a la que se incorporaron las primeras autoridades del Govern Balear.

En su homilía, Taltavull abogó por "hacer de la mallorquinidad un símbolo de cohesión social, en favor de los derechos de las personas". Y recordó que "Jesús también sufrió el rechazo como inmigrante", de ahí que reiterará la ayuda a los refugiados y denunciara "el avance de las nuevas dictaduras" y la violencia de género. "No habrá paz mientras estos asesinatos existan", dijo el obispo.

Tras el recitado de la Colcada por Miquela Lladó, rodado de los niños de la Escola de Música i Danses de Mallorca, con la pequeña Olivia, su nieta, y el discurso del alcalde, se entregaron las Medallas de Oro de la Ciudad en el salón de Plenos a Antoni Tarabini, Antoni Socías, Donants de Sang, al Taller 6A, Amadiba y el colegio de San Agustí. Como excepción, uno de los premiados, Tarabini, tomó la palabra para recordar al alcalde Noguera y al equipo de gobierno que "queremos una ciudad que tenga futuro para nuestros hijos, nietos, una Palma que sea mejor, sobre todo, para los que lo están pasando muy mal".