Antoni Tarabini (Palma, 1940) analiza constantemente la realidad que nos rodea desde la Fundació Gadeso. Afirma que el actual panorama político le divierte.
¿Qué supone esta Medalla de Oro?
Honestamente, me sorprendió y me alegré, no quiero falsa modestia. El mundo es un gran teatro y en él te dan un papel. Yo ahora estoy jugando un papel con la Medalla y, de algún modo, no en su nombre, quiero hablar como ciudadanos y ciudadanas anónimos que quieren a Palma, que hacen cosas por Palma y que quieren una Palma mejor.
Una Palma mejor. ¿Qué necesitaríamos?
Hay muchos tópicos, lo de más amable, más habitable... ¿Qué está pasando? Palma está en un momento que ha tenido un crecimiento espectacular, la población ha aumentado, tiene una dinámica económica distinta y, por tanto, muchas cosas chirrían. Y es difícil poner remedio, porque son bastantes piezas que no acaban de encajar... Cuando hablamos de Palma turística, tenemos que ir con mucho cuidado de no convertir la parte antigua en un parque temático. Son temas importantísimos porque marcan la calidad de vida. Es lo que se está hablando de nuevo modelo de ciudad.
¿La prohibición del alquiler turístico le parece la correcta?
Me parece correcto que no haya alquiler turístico en fincas plurifamiliares. Es importante porque esta gente tiene otro modo de vida. Ahora, decir que el alquiler turístico es la causa de que los alquileres suban, es un error. Es un factor, pero no el motivo. ¿Cuál es? Se ha publicado que ha aumentado de nuevo el dinero que prestan los bancos para las hipotecas, pero en Balears han bajado. ¿Por qué? Hay más dinero, pero en menos gente. Quiere decir que dan el dinero a quien tiene más dinero. La gente normal que tiene un contrato de trabajo muchas veces inestable, no puede acceder a la propiedad y se va al alquiler. Segundo, ese alquiler no se puede dejar al albur de una iniciativa pública. Es un tema fundamental. En estos momentos, la gente joven no tiene ninguna capacidad de emancipación, no tiene posibilidades de proyecto de vida. Por tanto, dejaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos un modo de vida peor que el nuestro.
¿No cree que en los últimos años ha habido más movilización, con Palma XXI o Ciutat per a qui l'habita...?
Te puedo adelantar que una serie de asociaciones nos reunimos para ver si montábamos una plataforma precisamente para crear opinión pública. En un momento determinado lo presentamos al Ayuntamiento y lo ha aprobado. Día 27 se aprobará un reglamento de funcionamiento dentro del Ayuntamiento.
¿Será como un órgano de consulta?
Sí, exactamente. Pero autónomo. El Colegio de Arquitectos tiene mucho que decir, los otros también... Y ninguno tiene la verdad, la verdad es muy compleja... Y no solo hablando con los eruditos, también con gente normal, que tiene mucho sentido común. Muchas veces no sabe lo que quiere, pero sabe lo que no quiere, y esto es muy positivo.
El panorama político de Palma es inquietante, con la irrupción de Vox y el regreso de Mateo Isern...
Se ha animado el cotarro, no nos aburriremos [risas]. Es la primera vez que en Palma hay tres alternativas de derechas: Vox, Ciudadanos y El PP. El Pi, diremos que es regionalista con tendencia conservadora. El señor Isern es un buen candidato (que es diferente que ser un buen alcalde), es simpático, sabe cómo funciona y además tiene una imagen de... que parece que le echaron, cosa que habría que discutir, pero es un buen candidato... Pero diría que corresponde mucho con el candidato de Ciudadanos y puede robarle votos. En el PP, la gente más conservadora puede tener tendencia a votar a Vox, al militar [Fulgencio Coll], porque es un señor de familia conocida, biempensante...
¿Palma es de derechas?
No lo sé, empiezo a estar liado. Creo que la gente que tiene voz es de derechas, pero las clases medias, desde el punto de vista de valores, de pensamiento ante la vida, son progresistas. ¿Dónde tienen el problema? En lo económico. Y como la izquierda no ha tenido capacidad de comunicar unos elementos de cambio socioeconómico para ellos, esta gente, evidentemente, se vuelve conservadora y hay el peligro de que algunos de ellos voten a Vox.
La abstención es el miedo de la izquierda.
Correcto. Estuve en Andalucía después de las elecciones y la gente no participó. Gente de 25 y 35 años que consideraban que aquello no iba con ellos. La abstención es una cuestión peligrosa porque, sobre todo si hablamos de elecciones europeas, este abstencionismo tiene tendencia a ir a las soluciones fáciles: extrema derecha y extrema izquierda. Dicen cuatro cosas muy claras y ya está. La gente se aferra a la claridad porque quiere seguridad, cuando en estos momentos la gente no sabe que estamos en un momento inseguro.
Gadeso ha publicado que se mantienen las preocupaciones ciudadanas, que un 65% tiene una opinión negativa de la inmigración...
Estamos reproduciendo el modelo europeo. Una sociedad que nunca había sido racista tiene comportamientos racistas. Por ejemplo, los que menos van de inmigrantes es la clase trabajadora, porque tiene miedo de que le quite el trabajo.
¿Cuál es su intuición de qué pasará en Palma en las elecciones?
Es bastante probable, también en el Govern autonómico, que ninguno de los dos bloques tenga mayoría. En el Parlament, si ninguno tiene mayoría podría ocurrir que El Pi decidiera. En Palma, no. Es complejo. Digo que no porque El Pi no es un partido urbano.
¿Y Fulgencio Coll?
Es bastante probable que salga, no me pida cuántos regidores. Pero Isern dice que cuenta con él, por tanto podría ocurrir que gente de derechas esté en el Ayuntamiento. Además, hay que reconocerle a Vox que ha sido muy hábil. [Jorge] Campos ha desaparecido del mapa y ha puesto a Fulgencio, que posiblemente es tan radical como él, pero con otro tono.
¿Cómo ve que un juez ordene requisar material a periodistas?
Es muy grave, porque ahora lo han hecho con esto, pero mañana con otra cosa. Y segundo, puede ser muy difícil conseguir cualquier información. No es un tema corporativista, es un tema ciudadano. A mí no me preocupáis vosotros, me preocupo por mí. No jugamos con la libertad de expresión, sino con la libertad de información, el ciudadano tiene que estar informado. Y luego está el tema Cursach, que está detrás de esta operación. La impresión desde fuera es que es un comportamiento muy mafioso.
