La Catedral se convirtió en lucernaria de los suecos que anoche volvieron a festejar a santa Lucía, con los cantos de todos los niños de la escuela sueca a excepción de los más pequeños, unos 140 en total. Este año, el papel de Santa Lucía, con su corona de velas, le tocó a Elina Eklund. Su entrada y salida del templo, presidiendo el cortejo, fue muy ovacionada por las más de mil personas reunidas en el templo.

Por segundo año consecutivo, el festejo que anuncia la Navidad en la comunidad sueca se celebró en la Seu. Palma se ha convertido en destino residencial de esta comunidad de la Europa del Norte a la que ayer se la escuchó cantar en castellano, catalán, sueco e inglés, en un repertorio de villancicos tradicionales de distintas culturas.

Volvió a emocionar la versión del Hallelujah de Leonard Cohen pero fue en el Julen är här donde a las familias escandinavas les brincó el corazón.

Este año, el concierto de Santa Lucía ha tenido un carácter benéfico ya que se pidió ayuda para los más desfavorecidos. La recaudación se destinará a Mallorca Sense Fam.

La niña Elina Eklund le entregó un regalo a la princesa Birgitta de Suecia, habitual en este concierto, al que también acudió en representación del Ayuntamiento Llorenç Carrió, concejal de Cultura que no estuvo iluminado, precisamente, al confundir a santa Lucía, la portadora de la luz, con "la patrona de la música". Claro que el gazapo es comprensible puesto que ambas comparten ser patronas de los ciegos.

Los pequeños vestidos de blanco y con una cinta roja y corona plateada, ellas, y ellos con las estrellas sobre sus capuchones, dieron resplandor al altar del templo gótico.

Entre las diecisiete canciones escogidas, el clásico Noche de Paz encantó al auditorio en una de las citas prenavideñas que más gustan no solo a los padres de los niños cantores sino también a algunos mallorquines que aseguran ir cada año.