Su espectacularidad no deja a nadie indiferente, pero lo mejor es observar y admirar los detalles, como las naranjas recolectadas por los agricultores, el rebaño de ovejas cuidado por los pastores y sus perros, los variados productos en los puestos del mercado -uno cubierto con tela de llengos-, el coliseo romano, un ladrón cogido in fraganti al salir de una vivienda o la comitiva que acompaña a los Reyes Magos para visitar al niño Jesús, entre numerosas escenas. Incluso se puede jugar a Dónde está Wally con otros personajes, porque en el Belén de Playmobil instalado en Portopí aparecen dos figuras que no tienen nada que ver con el tradicional Nacimiento, una momia y un fantasma de la época victoriana.

El primer diorama montado en la isla por la asociación española de coleccionistas de Playmobil (Aesclick), en colaboración con el grupo de aficionados Mallorca Clicks, se puede ver en la planta baja del centro comercial hasta después de Reyes. Los populares muñecos hacen las delicias de pequeños y mayores en unos 20 metros cuadrados con más de 2.000 piezas. El artífice del diseño y buena parte de la ejecución es Miquel Àngel Isern, con la ayuda inestimable de su mujer, María Rosa Alonso, y una decena de fans que dedicaron alrededor de 100 horas de su tiempo libre a crear la escenografía, de las que 20 fueron para el montaje.

"Todas las piezas proceden de colecciones particulares de la isla y la idea ha sido realizar un Belén napolitano, en el sentido de que no guarda una fidelidad histórica con la época en la que nació Jesús, aunque está ambientado en el área de Judea, donde se hallaba Belén, y contextualizado por la dominación romana", explica el único miembro de Aesclick en la isla. Miquel Àngel Isern también quiso adaptar la escenografía a las tradiciones mallorquinas, de las que hay referencias como las telas de llengos, los bancales con muros de pedra en sec -Patrimonio de la Humanidad- y diversos oficios antiguos.

"Es lo que más me ha gustado, los oficios, como los pescadores, los recolectores de aceitunas, los payeses, los cesteros, etc.", afirma el impulsor, aunque "todo tiene su encanto", ejemplifica haciendo referencia a "la parte agrícola y las casas humildes de Judea al lado de un afluente del río Jordán". Para que hubiese unicidad, seleccionó figuras posteriores a los años 80, ya que "no son tan planas como las más antiguas", y tuvo especial cuidado con la vestimenta -"no podía haber nadie en vaqueros", argumenta-, aunque también hubo un importante trabajo de customización con el objetivo de adaptarse a la época.

No obstante, indirectamente, hay un guiño a los tiempos actuales: El coliseo abarrotado de clicks -así se denominan los muñecos- y el mercado de abastos son dos escenas destacadas que "reflejan el centro comercial y de ocio de aquella época, como lo es ahora Portopí", compara el diseñador, que ha utilizado porex para hacer la base del Belén, sobre la que una docena de fans de Playmobil han creado un mundo de ilusión.

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