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Mujeres de hoy

Mercedes Argüello Molina: "Los defensores de los animales han criticado mi inclusión en la lista de Més"

Aceptó la invitación de los nacionalistas porque "me dan confianza". Bromea: "¡Voy a gatanizar Palma!"

La activista a favor de los gatos, Mercedes Argüello, junto a un refugio felino en Canamunt. B. Ramon

Al igual que a su madre, Carmencita, la de los gatos, a Mercedes Argüello Molina -Palma, 1972- la conocen en el barrio por su amor a los felinos. Vive en el corazón del codiciado Canamunt, el primer lugar de la ciudad donde se instalaron las colonias para gatos. Hoy en Palma hay más de cien. Un número “insuficiente”, juzga la defensora de los animales.

El grupo de Més per Palma la ha invitado a sumarse a la lista para las próximas elecciones municipales. Aceptó “porque confío en ellos”. Su adscripción al partido nacionalista le ha granjeado aún más enemistades dentro del no muy bien avenido mundo animalista. Con todo, no cree que salga porque está en las últimas posiciones de la lista. “No soy nadie”, dice. En caso contrario, “¡gatanizaría Palma!”, bromea.

¡Mucho amor a los animales pero entre ustedes, a zarpazo limpio!. ¿Qué les pasa a los animalistas?

Sí, y yo he recibido unos cuantos!, solo que no quiero entrar al trapo. Como en todo grupo, hay gente que antepone su ego a su amor a los animales. Es una lástima porque si nos uniésemos, sería la bomba porque somos muchos.

¿No les ha gustado que se le incluya en la lista por Més per Palma?

No les ha gustado nada. Dicen que tengo trato de favor, y no es verdad. Yo pedí ayuda para las colonias de gatos y acompañé mi petición con más de 4.000 firmas que avalaban la petición. Soy una luchadora nata pero también creo que no se puede ir en plan peleón sino que se gana más si se es constructivo. Yo lo que tengo me lo he currado y si ha salido es por ser cansina. Cuando le presenté a Neus Truyol mi idea de los iglúes refugio utilizando los contenedores de basura, no me dieron el sí en seguida; tuve que ser muy persistente para lograrlo.

¿Palma no es ciudad para gatos? Y tampoco Mallorca, tras lo ocurrido en Búger, con el envenenamiento de decenas de mininos.

No, aunque hay una cierta mejoría a nivel de conciencia pero queda mucho camino por hacer. La gente habla de los gatos con tópicos, sin saber cómo sufren. Dicen que si se buscan la vida y no es cierto; dependen de las personas. Si no tienen comida, buscan entre las basuras. Yo he visto cómo se les daban las sobras, raspas. Hay mucha violencia hacia los gatos que me resulta inexplicable.

¿Su amor felino es herencia de su madre?

¡No solo! Yo empecé por una vecina a la que veía cómo alimentaba a sus gatitos en la terraza. Yo tenía 14 años. Cuando se fue me los dejó. Se me fue de las manos porque aquellos cuatro gatos se multiplicaron y llegó a haber más de veinte. En aquel momento no había castración gratuita así que me puse a trabajar para poder pagar su esterilización. De aquello han pasado más de veinte años. Ahora, en mi trabajo por la defensa de los derechos de los gatos, entiendo más a mi madre.

¿A qué se refiere?

Los gatos están estigmatizados. Tienen mala fama. Mi madre limpiaba casas y daba de comer a los mininos abandonados. Estaba prohibido hacerlo pero ella les daba comida. Yo no entendía porqué lloraba, y le decía: ‘¡Son libres!’; ‘¡pero me equivocaba!’ El gato callejero es objeto de violencia, incluso extrema. Por ejemplo, en Halloween avisamos que no den en adopción gatos blancos ni negros porque hay chiflados que los usan para rituales. ¡Te puedes imaginar lo que hacen con ellos... No quiero ni pensarlo!

¿Qué es una colonia felina?

Son refugios para gatos que de este modo están controlados, y que han sido previamente castrados. De este modo, los gatos pueden cumplir una función en el barrio muy importante, que es cazar ratas y cucarachas. Cuando no hay gatos, hay plagas de roedores e insectos.

¿Por qué hay más mujeres cuidando gatos en la calle que hombres?

Creo que por un instinto de protección y porque nos sentimos más identificadas con su carácter, más rebelde que el de los perros. Nos gusta la independencia felina.

¿Usted suscribiría aquello de cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi gato?

(Risas). Soy muy humana, muy cercana, y si puedo echar una mano a los demás, siempre lo hago; ahora si me dan a elegir, prefiero a los gatos.

¿Por qué?

Porque están indefensos y yo soy muy protectora.

Acusa a la Administración de tibieza en la protección animal. ¿A qué se refiere?

Creo que se deberían involucrar más en el tema de la protección. Si hay gatos atrapados, debería haber una mayor coordinación entre bomberos y policía local. Por ejemplo, si un gato se sube a un árbol los bomberos lo bajan pero te pasan la factura.

¿Por qué cree que Més per Palma le pidió que entrase en su lista municipal para las próximas elecciones? ¿Han visto en usted al animal político?

Yo no soy política. Ellos me han venido a buscar y creo que me han propuesto participar porque les gusta mi trabajo, mis ideas, mi forma de hacer. Dije que sí porque no pierdo nada. Además, a pesar de las críticas de los animalistas, me gustan los retos; me hacen más fuerte.

Vecina de Canamunt. ¿Los nuevos propietarios del barrio apoyan sus reivindicaciones felinas?

¡Ni saben quién soy ni quiénes somos los del barrio! En Canamunt nos hemos quedado cuatro gatos, los negocios de restauración son para turistas, los vecinos de siempre se han tenido que ir, y los que viven aquí ni te dan los buenos días; el resto están de paso. El barrio está muerto.

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