Las luces de Navidad del Born atraen a los ciudadanos como un imán. Cientos de personas de todas las edades llenaron ayer el paseo palmesano por excelencia para disfrutar de la iluminación navideña. No solo para contemplarla y caminar bajo el paseo estrellado de miles de bombillas que ascienden por las ramas de los árboles, sino también para fotografiarla, en decenas de teléfonos móviles que se elevaban a cada poco al unísono.

No importa que el diseño de las lunes navideñas haya vuelto a repetirse, los ciudadanos quieren volver a ver todas esas bombillas que se elevan, aunque falte un mes para la Navidad.

Los vendedores de globos, también iluminados, hicieron su agosto en jornada dominical, la apertura comercial ayudó a animar y dar más color al centro y entre la multitud que llenó el paseo desde las cinco de la tarde y hasta casi las diez no faltaron los inevitables patinetes eléctricos, los últimos protagonistas autoinvitados al tráfico de la ciudad.

Abrieron las grandes superficies y los establecimientos de marcas multinacionales y las franquicias. Y los pequeños comerciantes dieron la espalda, como viene siendo habitual, al festivo de apetura comercial. Pero en el centro de Palma, pese al día ventoso, la temperatura era agradable y los ciudadanos lo aprevecharon para pasear, recorrer las principales calles y llenar restaurantes y cafeterías.