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Palma a Palma

Territorio comanche

Territorio comanche

Antes la ciudad se dividía en zonas ricas y zonas pobres. Barrios de categoría, como el centro y la zona comercial, y otros de mala reputación como ´es barrio´ y aledaños. Uno sabía más o menos qué encontrar en cada parte.

Hoy, la división ciudadana sigue otro criterio. Al menos en lo que se refiere al consumo. El palmesano medio cada vez es más consciente de la existencia de un amplio ´territorio comanche´ que ocupa las zonas más centrales de la ciudad. Una zona reservada a visitantes, turistas, residentes de nivel.

Cuando quieres tomar un café, comer, quedar con unos amigos, ya no sirve el antiguo criterio de te gusta o no te gusta. La gentrificación acelerada, el negocio turístico desenfrenado, han convertido a determinados barrios en prohibitivos a nivel de precios. Las diferencias con las ´reservas nativas´ resultan notables.

Tomar una caña en una terraza bien situada te puede costar hasta 4 euros. Una cena normalita en un local de turistas, un buen pellizco. Comprar en una tienda en la ´ruta de los elefantes´ hasta una tercera parte más que en un barrio no gentrificado.

De manera que, de forma inconsciente, vas perdiendo partes de la ciudad. Te acabas por refugiar en aquellos establecimientos que mantienen un nivel más o menos razonable de precio y calidad. Huyes del ´territorio comanche´ donde todo vale y los precios se multiplican sin otra justificación que su ubicación.

Van quedando pequeños remansos. Islotes de normalidad en medio del mare tenebrosum del sablazo. Los buscas como el Robinsón de la ciudad normal, pero cada vez son menos. Y más heroicos.

Sin darte cuenta, te vas periferiando. Buscas los cafés, las tiendas, los establecimientos que lindan con zonas no turísticas. Y si son sencillos, mejor. Te alejas, centrifugado por la realidad urbana y económica.

Ves cómo, ante el silencio de unos y la avaricia de otros, la gente va renunciando poco a poco a su ciudad. Convertida en un parque temático de precios no justificados. Con mucho nombre en inglés y mucha perífrasis. Pero poco más.

La ciudad real se convierte en un ´territorio comanche´ que, en realidad, no es de nadie.

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