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Cementerio

Bon Sosec resuelve todas las dudas

Una treintena de ciudadanos extranjeros asistió ayer a la visita explicativa por este tanatorio

Glynis German dio la bienvenida. M. Terrasa

Bajo el lema Preparándose para lo inevitable, el tanatorio de Bon Sosec celebró ayer una visita muy especial por sus instalaciones, la primera de este tipo, dirigida a los extranjeros que residen aquí. Las salas de velatorio, la exposición de ataúdes, la capilla y la antesala a los hornos crematorios formaron parte de este tour, organizado por la celebrante Glynis German y la Empresa Funeraria Municipal.

Alrededor de una treintena de personas acudieron a esta cita, entre ellos representantes de diferentes consulados y de ONG que ayudan con los trámites a los extranjeros. Glynis German les recibió y dio paso al coro británico Georgie Insull. La idea era que estos ciudadanos conocieran las posibilidades de este lugar y responder a sus preguntas sobre qué se debe y qué se puede hacer tras un fallecimiento, más teniendo en cuenta que en otros países las costumbres son muy diferentes, el duelo se vive de otra manera y necesitan más días entre la muerte y la ceremonia para que los familiares puedan llegar desde otros países, explicaba minutos antes de esta visita Bernat Quetglas, jefe del departamento funerario.

Las dudas que se plantearon no fueron muchas, pero sí esenciales: qué tipo de recuerdos se pueden meter en un ataúd que se va a incinerar, si puede mostrarse el cuerpo del fallecido durante el velatorio, cuántos días se puede esperar, dónde se fabrican los féretros... Eva Lolo y Roberto Gómez, de la Funeraria, daban toda la información. Como que de 735 extranjeros fallecidos en Palma el pasado año, esta empresa municipal incineró a 265 y gestionó el traslado de otros 157 a sus países.

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