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"Al enviudar pude escribir porque me volví dueña de mi tiempo"

El 16 de noviembre cumple cien años ? Ha publicado tres novelas y un libro de memorias de la Guerra Civil

"Vivo resignada a la edad que tengo y a vivir aquí", se lamenta Amparo Susanna. Guillem Bosch

Amparo Susanna Herrero -Melilla, 1918- cumplirá cien años el próximo 16 de noviembre. Tiene siete hijos, catorce nietos y 13 biznietos. Solo quiere un regalo, y lo dice claro: "Un móvil en el que pueda ver lo que dice, pero sencillito; no de esos de ahora". Tiene máculopatía en un ojo que le ha mermado la visión aunque sigue mirando la tele, "para estar al día, sobre todo La 2, cuando quiero ver lugares bonitos y arte".

Criada en Madrid, "mi nacimiento en Melilla es irrelevante", apunta, se mudó a Mallorca "porque un tipo que conocí en el club hípico de Madrid me trajo aquí". El jinete, José María Casasnovas era de Palma. Se casaron y la isla se convirtió en su casa. Lleva en ella desde 1945.

Solo al enviudar, cuando tenía 78 años pudo dedicarse por completo a escribir. "Me volví dueña de mi tiempo", confiesa. Ha hilvanado cuatro libros, tres novelas y el último, Mi zurrada adolescencia, sus memorias de la Guerra Civil. Las publicó en 2012. Ahora entristece, se enoja, al recordar ciertas cosas. Su buena memoria a veces se atasca. El recuerdo del dolor no es un buen compañero para quien vive solo, como Amparo, en un piso tutelado, donde confiesa sentirse encerrada. Su hija Luz está en la charla.

¿Se imaginó llegar hasta aquí?

¡Noooooo! Hace tiempo me regalaron un calendario que ponía todos los años y, entre los últimos, estaba el 2000. Yo dije: No llegaré, y ¡mira dónde estoy! El cerebro es una parte importante de mi cuerpo y le puedo mandar por veredas de izquierda, no en sentido político, por lugares de hechos negros, o le puedo decir, ¡quieto, vamos a pensar en Sometimes, donde tanto disfruté cuando tenía marido e hijos!

¿La clave está en el pensamiento?

(Se queda en suspenso) Le pregunto al cerebro, que para mí es masculino, ¿qué podría mejorar de mi España querida? La veo atrasada, porqué ha descendido tanto. También le pregunto qué pasa que los plásticos nos van a ahogar. Cuando se descubrió ese material, todo eran alegrías, y ahora estas consecuencias. Nadamos entre ellos.

¿Ecologista?

Yo no las cosas que no entiendo no hablo, pero solo sé que Mallorca ha sido profanada, los ladrillos han estropeado los lugares, pero aún así es bellísima.

¿Cómo y cuándo surgió la escritura?

Empecé a escribir al quedarme viuda en 1995. Escribía en papelitos que iba dejando por ahí hasta que uno de mis hijos me dijo que aprendiese a manejar el ordenador. Le dije que 'eso no era de mi generación', y me contestó: ¡Lo es! Él además era muy ordenado, y le ponía nervioso aquellos papelitos míos. Aprendí y me entusiasmó, tanto, que me olvidaba de la hora de comer. Así escribí las novelas. La primera Atrapada, pero que quede claro: No me considero escritora. Solo he seguido un impulso.

Desde 1996 hasta 2012, no paró. Acabó con sus memorias de la Guerra Civil, Mi zurrada adolescencia

Creo que es lo mejor que he escrito. Va del tiempo en que fui una niña, una adolescencia, en el madrid de la Guerra Civil. Cuento hechos reales como el registro que hubo en la casa de mis padres en Chamartín y cómo me subieron dos hombres, uno de ellos me tiró del vestido y, como te puedes imaginar...; todavía me asusta recordarlo. Por fortuna llegó un hombre más mayor que le dijo: 'Deja a la chica, que así no se ganan las guerras'.

Recuerdo los días en la embajada en Panamá, donde nos refugiamos porque mi había nacido allá. Fuimos los ocho hijos, mi madre, mi abuela, y dos monjas. (Se detiene, enojada) ¡Es un asco recordarlo! Pasé mucho miedo, tiroteos, registros. Al final pudimos salir rumbo a Marsella. Regresamos.

¿En qué bando estuvo?

Siempre he sido neutra. Mi padre era militar, ingeniero civil, dirigió la fábrica de ópticas. Era un grandísimo fotógrafo, muy amigo de Ortiz Echagüe. Le costó la carrera. No quiero hablar de la guerra.

Usted vivió en un entorno familiar cultivado. ¿Qué huella le dejó su padre, vicepresidente de la Real Sociedad Fotográfica?

Pese a la guerra y a la postguerra pude acabar el bachillerato. Siempre tuve inquietudes pero me casé y con siete hijos te puedes imaginar que no tuve tiempo. Todo lo hice al enviudar, porque además de escribir, me dediqué a escribir artículos y hacer fotografías de los lugares que visitaba. Me dieron el carnet de periodismo, o sea, que también he sido periodista.

Me parece una mujer muy libre. ¿Le hubiera gustado nacer en esta época en la que las mujeres tenemos más derechos?

No fui libre. Cómo decirte... Era muy ingenua. En cuanto a la libertad de las mujeres hoy creo que es difícil alcanzar la total libertad. Se va a tardar mucho a pesar del empeño de las mujeres.

¿Cómo es un día cualquiera en su vida?

Mi vida actual no me gusta. Estoy encerrada. Ya no conduzco. Apenas salgo. No veo bien. No puedo escribir. Un día en mi vida es un día desperdiciado porque no construyo. Me considero una inútil.

No me ha contestado a la pregunta de si le hubiera gustado nacer en esta época.

Ah, esa pregunta... Pues no lo sé. Estoy resignada a los años que tengo y procuro practicar la paciencia porque en este lugar donde vivo hay que tenerla. Pero he tenido una vida muy plena, con sus dolores, como en todas las familias, en una época muy difícil; después me pasé tantos años embarazada... Pero antes mi marido y yo lo pasamos muy bien, íbamos al mar, nadábamos por la noche...

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