Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Palma a Palma

Esmaltes

Esmaltes

Se acerca el tiempo de cementerios. Y es una ocasión estacional de evocar la presencia de aquellos que ya no están, pero también de acercarse a esos recintos dedicados a su memoria.

Los camposantos guardan en sí muchas muestras de arte, de historia, de simbolismo. Pero también un patrimonio totalmente ignorado. Altamente valioso, y que corre peligro. Los esmaltes con fotos.

Sería imposible acceder al álbum familiar más remoto de mucha gente. Es algo que se guarda celosamente. O a veces que incluso se ha perdido. Pero el cementerio nos ofrece una auténtica exposición de la memoria colectiva de generaciones y generaciones. Desde principios del siglo XX a nuestros días.

Las fotos funerarias hablan. Y no tienen casi nunca ese acento macabro o siniestro con el que las evocamos. Todo lo contrario.

Allí nos topamos con personajes del pasado. Niñas con lazos en el pelo y mirada ingenua, señores muy morenos con su mostacho, hombres con pinta de galanes de los años 50, mujeres bellas que sonríen, abuelitas tiernas, militares severos, jóvenes que te contemplan con una mirada asombrada.

La población fotográfica del cementerio daría para un estudio antropológico. Cómo han cambiado los rasgos faciales, las posturas, la forma de vestir, de maquillarse, incluso la expresión. Son imágenes tan parlantes que puedes estar horas y horas escuchándolas. Imaginas su vida, su carácter, sus costumbres. Ellos te siguen mirando, impávidos, desde la ventana ausente del Más Allá.

Esas fotos, igual que los elementos arquitectónicos de las tumbas, son propiedad privada. Es decir, que pueden ser retiradas en cualquier momento. Y son sensibles al vandalismo o la acción de los elementos. Muchas se van aclarando hasta desaparecer. Otras caen o son arrancadas. Se pierde un testimonio valiosísimo sin que nadie lo haya estudiado.

Yo recomiendo a todo el mundo que se fije en esos esmaltes. Esos rostros de mallorquines de otros tiempos. Porque en ellos está escrita nuestra historia.

Compartir el artículo

stats