Ayer nos enteramos de que nada más y nada menos que cuatro funcionarios del departamento de licencias de obras se dedicaban hasta el pasado mes de septiembre, entre otros cometidos, a estampar cuños oficiales en cada una de las páginas de las tres copias del proyecto completo que deben presentar los promotores para la tramitación del permiso. De esta forma, no es extraño que solo la inscripción en el registro de Urbanismo de la solicitud de licencia tardara dos meses sin que se hubiera realizado ninguna actuación por parte del Ayuntamiento más que estampar los tampones en las hojas. Ahora, con la declaración responsable por parte de los promotores de que las tres copias presentadas son idénticas, se procede a registrar la solicitud para que los técnicos municipales puedan estudiar su contenido. Con solo este cambio se ha reducido de 60 días a 30 la inscripción y se prevé que el próximo mes se pueda hacer en una semana
La guerra de símbolos está servida
Una reflexión para contribuir al vivo debate suscitado en Cort con motivo de la colocación de un lazo amarillo en el balcón que ocupa el grupo municipal de Més. El PP ha reaccionado y ha colgado en dos de sus balcones que dan al edificio de la calle Cadena dos banderas españolas. Y lo ha hecho, no sujetándolas a un mástil, sino como si fueran un simple damasco decorativo, algo que, si bien es bastante habitual y no solo con la bandera española, también con la catalana y cualquier otra, puede ser considerado por algunos como una forma de menosprecio al respectivo máximo símbolo nacional.
