Los gases generados por los tubos de escape de los coches, ya sea directamente como en el caso del dióxido de nitrógeno (NO2), o indirectamente como en el del ozono (O3), son los responsables de que la calidad del aire de Palma

Los datos recogidos por las estaciones dependientes del Govern en la calle Foners y en Bellver -correspondientes al año pasado (los últimos existentes)- y publicados por el ministerio de Transición Ecológica ponen de manifiesto que la concentración media de dióxido de nitrógeno el año pasado fue de 19 y 16 microgramos por metro cúbico de aire en las estaciones de Foners y Bellver, respectivamente.

Si se comparan estos datos para este compuesto con los recogidos en 2016, se observa que la concentración de este contaminante en el aire de la ciudad ha experimentado un ligero aumento, puesto que este año los valores medios fueron de 37 y 11 microgramos por metro cúbico.

Teniendo en cuenta estas concentraciones para este gas, y dado que los límites para la protección a la salud se han establecidos en 40 microgramos por metro cúbico, se desprende que este valor no se ha superado. Para esta concentración se da una calificación de "regular", en una escala en la que por encima de esta puntuación están las de "excelente" y "buena" y por debajo la de "mala".

Otro parámetro que ha experimentado un incremento en relación a los datos obtenidos en 2016 es el de la concentración de ozono. Se trata de un gas que, indirectamente, también se puede considerar producto de la quema de combustibles fósiles, puesto que puede generarse por la oxidación del dióxido de nitrógeno con el oxígeno que se desprende en la fotosíntesis en presencia de radiación ultravioleta. Por ello, es bastante frecuente que las altas concentraciones de ozono se den en zonas próximas a masas arbóreas como es el caso del bosque de Beller.

En esta estación se superó en 2017 durante 17 días el valor de protección a la salud, mientras que en la de Foners no se rebasó en ningún día del año. Este parámetro también empeoró en relación a los medidos para este gas en 2016, ya que este año en Bellver este índice solo se sobrepasó tres días al año.

Pese a lo anterior, ni en 2016 ni en 2017 se superaron las concentraciones por encima de las cuales se debe informar a la población (180 miligramos por metro cúbico) o las de alerta (240 milígramos por metro cúbico).

Enfermedades respiratorias

La necesidad de controlar la concentración de este gas se deriva de su incidencia sobre la salud de las personas, ya que su exceso puede causar problemas respiratorios, provocar asma, reducir la función pulmonar, así como originar enfermedades pulmonares, según se indica en el informe de la calidad del aire en España en 2017 publicado recientemente por el ministerio de Transición Ecológica.

Por lo que se refiere a las partículas en suspensión, las concentraciones detectadas en el aire de la ciudad han recibido la calificación de "buena". El año pasado se obtuvieron valores de 19 y 16 microgramos por metro cúbico en Foners y Bellver por lo que respecta a las partículas más grandes, mientras que en 2016 para este parámetro se obtuvieron concentraciones medias anuales de 17 y 16.

Se sabe que la contaminación por partículas conlleva efectos sanitarios incluso a bajas concentraciones ya que provocan incrementos de la mortalidad cardiovascular y respiratoria, agravación del asma, aumento de los ingresos hospitalarios por síntomas respiratorios e incremento de la mortalidad por enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer de pulmón, según el Ministerio.

Por último, la concentración media de monóxido de carbono (CO) fue de o,6 por lo que la calidad del aire para este parámetro es "buena", la misma calificación obtenida en 2016.