Arropada por pequeños ángeles y precedida por agrupaciones de ball de bot, xeremiers y carrozas procedentes de diferentes puntos de la isla, Santa Catalina Tomàs recorrió ayer en su Carro Triunfal parte del centro de Palma hasta llegar a la iglesia del convento de Santa Maria Magdalena, donde reposan sus restos y donde se hizo la ofrenda floral.

Como siempre, el Carro Triunfal cerraba el desfile que partió sobre las siete de la tarde desde el Paseo Mallorca, siguió por Jaume III, calle Unió, plaza del Mercat, la de Weyler, calle de la Riera, la Rambla y Via Roma, hasta llegar al convento de Santa Maria Magdalena. Horas antes, las calles de este recorrido y otras cercanas ya sufrieron los correspondientes cortes de tráfico y restricciones para aparcar.

La de ayer es una de las procesiones más tradicionales de las fiestas religiosas de Palma. Se celebra el tercer sábado de octubre y en ella las carrozas representan distintas escenas de la vida de la santa y su peregrinaje por diferentes conventos hasta que ingresó en el de Santa Magdalena.

Este año, la niña Adela Areito Mas ha encarnado a la Santa Catalina Tomàs, beatificada en 1792, fecha desde la que se lleva celebrando esta procesión en Palma. Además de los mencionados al principio, en este desfile participan todos los elementos tradicionales de la cultura mallorquina, incluidos los dimonis, gegants y caparrots, acompañados de ciudadanos vestidos de payeses.

El tiempo y sobre todo la lluvia dieron una tregua para que el carro Triunfal pudiera salir a la calle. Cabe recordar que fue construido en 1868 y forma parte del patrimonio mueble con valor historicoartístico del Consell de Mallorca.