Dos iglesias de Palma, las parroquias del Molinar y de Gènova, conservan en sus fachadas inscripciones en honor a José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange. Estas menciones entrarán en el censo de elementos franquistas a eliminar que la Comisión Técnica de Memoria y Reconocimiento Democrático de Balears está realizando.

La presencia y perfecta visibilidad de estas inscripciones, sin embargo, no ha originado ninguna queja formal ante la Comisión de Memoria, confirma Manel Santana, director general de Participación y Memoria Democrática.

El censo de elementos y simbología franquista estará listo a principio de 2019 y será entonces cuando se mueva ficha para la eliminación de estas inscripciones, si no las ha eliminado antes el Obispado. "Nos interesa cerrar este censo y dirigirnos a todas las instituciones y entidades privadas, como la Iglesia, para que los retiren", comenta Manel Santana.

Santana recuerda que la ley balear de Memoria democrática establece en su artículo 25 la retirada de símbolos, leyendas y menciones franquistas, y que cuando estos elementos estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, como serían estas dos parroquias, "las personas propietarias de los mismos serán responsables de retirarlos o eliminarlos".

Otros ya borrados

Sobre estos dos casos, el Obispado de Mallorca asegura que las inscripciones se eliminarán, al igual que se ha hecho en otras iglesias y templos, un proceso que está en marcha desde hace años y "con toda normalidad", incluso antes de la aprobación de la ley balear.

La asociación Memoria de Mallorca, presidida por Maria Antònia Oliver, tampoco ha pedido la retirada de estas dos inscripciones, pero sí lo hará, al igual que ya han exigido la retirada de la placa en recuerdo del padre Atanasio, conocido como 'Satanasio', en la calle Caputxins y la de Joan March, junto al cine Augusta.

El historiador Pere Galiana asegura que estas inscripciones en las iglesias se realizaban porque el fundador de la Falange, fusilado en 1936 y convertido en un icono del Movimiento Nacional, fue considerado como un "Caído por Dios y por la Patria".

"Es un vestigio del nacional-catolicismo, me atrevería a decir que estaba en la fachada de todas las iglesias. En unas las han borrado, en otras ha sido la lluvia y la erosión meteorológica que las ha hecho desaparecer y en otras, en condiciones normales, ya no se ven, pero según el grado de humedad aparecen difuminadas", añade el investigador y escritor.