Uno de los objetos que caracterizará nuestra época, para los arqueólogos del futuro, son las bolsas de plástico. Nos hemos acostumbrado a utilizarlas para todo. Llevar comida, almacenar cosas, tirar la basura. Con ese rincón informe donde se acumulan como una especie de ejército de amebas. Retorcidas, chafadas, unas dentro de otras.
Finalmente, ha pasado lo previsible. El mundo entero se ha empachado de bolsas de plástico. Y la gente ha comenzado a tomar conciencia de su insostenibilidad.
Tan acostumbrados a llevar la compra en ellas, ¿cuál será la alternativa del futuro? Uno recuerda que, en los años de su infancia, las señoras salían siempre con la bolsa de la compra. Para el pan, las verduras, la huevera para los huevos, el bote para la leche... Nadie iba a comprar sin la correspondiente bolsa de tela o de mimbre.
Al mismo tiempo, veíamos en las películas americanas como la gente salía de los comercios cargados de bolsas de papel. De ese papel grueso y marrón, resistente, que ahora comienza a volver. Una materia menos perenne que el plástico, y en aquel momento más barata.
Las bolsas de papel se guardan más fácilmente, pero tienen menos reutilizaciones, al ser más frágiles. ¿Será este el futuro inmediato?
Desde que somos conscientes del problema, no podemos entrar en un comercio sin sentir cierto desagrado. Ahora las bolsas se pagan. Pero infinidad de productos siguen envueltos en plástico trasparente. Otros colocados en bandejas de plástico. Envasados en recipientes de plástico.
De la infinidad de envoltorios plastificados, las bolsas de mano son solo una parte. Significativa, pero solo una parte. Queda claro que hay toda una revolución por hacer. Un cambio pendiente. Para sustituir todos esos envoltorios por otros más sostenibles.
¿Volveremos a la bolsa de tela con el bordado "Pan"? ¿Compraremos de nuevo los huevos para colocarlos en una huevera de alambre? ¿Cargaremos las patatas y los tomates en las antiguas bolsas de mimbre?
La gente, que a pesar de todo acaba siendo consciente de los problemas, ya lo va haciendo. Cada día llegan a los comercios más personas con su bolsa. Aunque solo sea para acallar la mala conciencia de la Humanidad.
