La Policía Local de Palma ha interpuesto solo siete denuncias por pintadas, grafitis e inscripciones en lo que llevamos de año, considerados como un delito por deslucimiento de bienes inmuebles. Desde el propio cuerpo policial se reconoce que esta cifra es baja, inferior a la del año pasado, cuando se tramitaron once denuncias, principalmente por la dificultad de tener pruebas para identificar a los autores de estos actos vandálicos.

Desde enero, la Policía Local ha realizado cuatro atestados relacionados con el deslucimiento de bienes, entre los que hay dos por inscripciones en Bellver y uno por la pintada en Can Salas. Por grafitis, se han emitido 21 comunicados internos, que al final se han traducido en esas siete denuncias.

Las cifras del año pasado son similares: cinco atestados o informes judiciales, catorce comunicados internos y once denuncias.

La realidad es que Palma es una ciudad llena de pintadas que conforman un paisaje urbano denunciado por vecinos y la entidad proteccionista ARCA, que considera este vandalismo como "una de las agresiones más graves que hay en estos momentos" y reclama al Ayuntamiento mayor vigilancia para evitarlo.

Tal como publicó este diario hace unos días, entre enero y julio de este mismo año, los dos equipos de Emaya destinados a limpiar grafitis han eliminado unas 1.200 pintadas. Y esas son solo las que están en edificios públicos, en monumentos o que incluyen un mensaje de odio o político, por lo que el resto de grafitis en propiedades particulares no son competencia del Ayuntamiento y son los propietarios quienes deben asumir y pagar su limpieza.

Desde la Policía Local se incide en que los comunicados internos, los 21 de este año, sirven para ampliar la base de datos sobre este vandalismo y esa información es la que en algunos casos ha permitido al Grupo de Investigación y Seguimiento de Denuncias (GIS) identificar a los autores de grafitis.

Relacionado con esa dificultad de pillar in fraganti al grafitero o tener pruebas contra él, el pasado julio, la Policía Local publicaba en redes sociales cómo habían sorprendido a un joven mientras realizaba una pintada en una pared de un edificio. En ese caso, el chico mostró arrepentimiento y enmendó la agresión limpiándola con una bayeta.