El Ayuntamiento ordenó destruir la uralita de tres casas de Son Banya y saltarse el plan de trabajo autorizado por Salud Laboral por la urgencia de acabar las obras que se habían quedado a medias tras los disturbios con los vecinos del poblado el pasado miércoles. La respuesta oficial de Cort es que se respetaron los protocolos de seguridad, pero lo que es un hecho es que la empresa contratada especialmente para el desamiantado, Adalmo, no estaba allí para hacer este trabajo y que los vídeos y fotografías de esa tarde muestran cómo la excavadora destroza tejados de uralita.

La versión oficial del Ayuntamiento es que "en todo momento se respetaron los protocolos de seguridad para personas y bienes establecidos para este tipo de actuaciones. Y el material de derribo procedente de las tres viviendas fue debidamente seleccionado y tratado".

Sin embargo, el consistorio no ha esclarecido qué compañía inscrita en el Registro de Empresas con Riesgo por Amianto (RERA) , las únicas que pueden hacer este trabajo, sustituyó a Adalmo, ni en qué momento se seleccionó y retiró el material contaminante del poblado.

Las imágenes distribuidas por el propio Ayuntamiento muestran cómo la pala de la excavadora destruyó por completo las casas, sin que se hubiera retirado la uralita previamente, como se debe hacer en cada derribo y como hasta horas antes estaba haciendo el personal de Adalmo, protegido con trajes y máscaras especiales, desmontando manualmente una a una cada pieza.

El director general de Comunicación de Cort, Joan Carles Palos, justificó la destrucción de los tejados de uralita por las "circunstancias excepcionales" y en que "había que continuar el trabajo para no dejarlo a medias".

Cabe recordar que estos hechos están siendo comprobados por la dirección general de Salud Laboral, que ha pedido explicaciones tanto al Ayuntamiento como a Adalmo.

Los trabajadores de Adalmo se retiraron de Son Banya después de que un numeroso grupo de vecinos les lanzara piedras y les amenazaranun numeroso grupo de vecinos les lanzara piedras y les amenazaran, al igual que le sucedió al director general de Bienestar, Joan Antoni Salas, y a otros técnicos municipales, además de a la prensa allí presente.

Tras reforzarse el dispositivo policial al mediodía, el Ayuntamiento quiso reanudar las obras y contactó con Adalmo. Pese a que la empresa les comunicó que no volvería esa tarde al poblado, Cort ordenó seguir adelante y fue la excavadora la que derribó al menos dos casas, con sus tejados de uralita.

Las prisas, malas consejeras

Sobre estos hechos, tanto los disturbios con los vecinos como el tratamiento de los residuos, Pep Lluís Bauzá, portavoz de Ciudadanos, manifestó que "las prisas son malas consejeras" y recriminó al equipo de gobierno que no hubiera contado con mayor seguridad el pasado miércoles. "Se tenía que haber previsto, se sabía que no era algo pacífico y se veía venir".

La oposición forma parte del pacto político para desmantelar el poblado, pero exige que se cuenten con las medidas de seguridad y "de recogida de los materiales más peligrosos".

El PP también espera que el Ayuntamiento pueda dar continuidad a la ejecución del plan, "cumpliendo con todo el protocolo establecido para la retirada de material peligroso".