El Ayuntamiento de Palma culpa al Govern de la mala imagen que ofrecen los mercadillosque organiza en el Paseo Sagrera de Palma, una problemática que el lunes denunciaron los vecinos del Puig de Sant Pere, después de trasladar al alcalde Antoni Noguera sus quejas, y que hoy ha provocado también airadas reacciones contrarias de los artesanos que montan allí sus casetas durante la temporada de verano, de jueves a domingo y de seis y media de la tarde a doce y media de la noche y con organización y condiciones determinadas por Cort.

Consideran los artesanos del Paseo Sagrera que las críticas que los engloban a todos son injustas, que ellos no son responsables de esa mala imagen, si no, en todo caso, las ferias no artesanas que allí celebra el Govern con otras condiciones para las casetas. Pues aseguran que ellos se ciñen a estrictos requisitos de uniformidad, con casetas de madera de toldos blancos y procuran que el espacio en el que se ubican esté siempre en buen estado.

"De este mercado vivimos cuarenta familias y lo mimamos todo lo que podemos porque dependemos de él", subraya Viviana Gabriela Ribas, presidenta de la Asociación de Artesanos del Paseo Sagrera, que admite que la zona es ruidosa por el continuo trasiego de personas, no porque el mercado genere contaminación acústica.

"Tengo un puesto en Sagrera y nunca he dejado suciedad en la calle", ha manifestado por su parte Laura Leticia Pérez, que además preside la Asociación de Artesanos de la Plaza Mayor". Y añade: "Si ha sucedido algún inconveniente puntual en el paseo no ha sido responsabilidad de los artesanos", señala la comerciante, que considera que las críticas de los vecinos son injustas con ellos.

Numerosos artesanos que exponen sus productos en el mercadillo que se celebra de jueves a domingo se han puesto igualmente en contacto con este diario para defender el mercado artesanal y asegurar que las críticas de los vecinos son injustas, al menos con la actividad que ellos realizan en el emblemático paseo.

La reacción del Ayuntamiento de Palma

"Hacemos cumplir al mercado artesano unas normas obligatorias de uniformidad", ha manifestado, por su parte, la concejala de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Palma, Antonia Martín. "Pero las ferias que organiza el Govern en el mismo espacio se ciñen a otros condiciones y no dependen de nosotros", ha matizado.

Como publicó ayer este diario, los vecinos del Puig de San Pere se quejan principalmente de que en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, donde se encuentra sa Llonja, el Consolat de Mar, el lienzo de muralla renacentista y un paseo de palmares con ejemplares de más de un siglo, se instalan mercadillos que rompe completamente con la imagen del conjunto histórico artístico, y que además destacan por el caótico y desordenado montaje de sus casetas y expositores, sin la mínima uniformidad y en medio de un desorden general al que se añade suciedad, basuras y desperdicios por el suelo, telas de todo tipo colgadas de las palmeras, comerciantes cocinando en medio del caos en bombonas de butano e incluso dos baños portátiles situados entre el Consolat de Mar y la estatua dedicada a Rubén Dario que reparten sus malos olores por la zona.