Cosimo lloraría de pena. El barón rampante que gracias a Italo Calvino vivía en los árboles se vería obligado a bajar a la plaza de la Reina. El magnífico ejemplar de bellasombra de esta céntrica plaza de Palma ha perdido una de sus frondosas ramas. Los científicos consultados por la conselleria de Medio Ambiente junto a sus propios técnicos no vaticinan un final feliz.

"Todo indica que no solo la rama estaba afectada sino la base del propio arbusto. Pinta mal", vaticina con tristeza Joan Mayol, jefe de servicio de protección de especies. "Al parecer -añade- este año ha ocurrido en muchos lugares. Puede ser que haya un patógeno".

Fue el pasado mes de junio cuando este arbusto, que no es árbol como precisa Mayol, se fracturó hiriendo con su caída a dos personas, y ocasionando daños a un vehículo estacionado cerca. "Sufre un proceso infeccioso de putrefacción y según las muestras detectadas en el laboratorio se ha visto un hongo, pero creemos que no ha sido ésta la causa de la caída de la rama sino de la putrefacción", indica Mayol.

Los cuidados del arbolado de Palma son responsabilidad del Ayuntamiento pero en el caso de ejemplares singulares como la bellasombra de la plaza de la Reina, es el Govern quien tiene la última palabra.

"En una semana, diez días, sabremos los resultados de los cultivos. Hay dificultad porque pueden surgir más organismos sobre la materia orgánica que se produce como champiñones. De hecho se aprecian. Lo que está claro es que donde se pudre no puede crecer. Vamos a intentar recuperar al máximo este ejemplar" que, por el momento, está mermado. Al perder su gran rama, ha perdido la función que le da nombre. La plaza de la Reina ya no es una zona umbría.

Mayol no precisa que este arbusto reclame cuidados especiales pero recuerda que este ejemplar ya está en el límite de su vida. "Los bellasombras suelen tener un ciclo vital de cien años. Su vida no es muy larga", añade.

No se sabe con exactitud cuándo llegó este arbusto a Palma, aunque ya surge en las fotografías del archivo de Muntaner. "Podría tener unos 80 años", sospecha Joan Mayol.

No es el único que está enraizado en Palma. Hay otros ejemplares en sa Calatrava y en Rentadors del Jonquet.

En la memoria queda lo que le sucedió al ejemplar de bellasombra de La Trapa, que pasó por el mismo calvario. Se recuperó parte. El problema de estas dolencias es que no avisan. Esta semana Cort acordonó la zona para evitar el paso de peatones y el estacionamiento de vehículos por motivos de seguridad.