El plan de erradicación de Son Banya se reanudó ayer con total normalidad tras un parón de casi dos meses. Pese a los temores de que las cuatro familias con orden de desalojo se opusieran a abandonar sus casas, la realidad con la que se encontró ayer por la mañana la comitiva judicial fue totalmente diferente. Las viviendas que debían ser desalojadas y derribadas ya estaban vacías y alguna, incluso, desmantelada por sus propios ocupantes antes de marcharse.

A partir de ahora y hasta finales de año, el Ayuntamiento tiene previsto ir desalojando y derribando entre tres y cinco viviendas por semana, hasta completar las 45 sobre las que pesa la orden judicial.

Despliegue policial

Ayer por la mañana, pasados veinte minutos de las nueve, un convoy de furgonetas de la Policía Nacional y vehículos de la Policía Local de Palma llegaban a Son Banya, donde unos 50 agentes se desplegaron mientras la comitiva judicial iba casa por casa para comunicar los desalojos y entregar nuevas órdenes a las familias que deberán salir de sus viviendas la próxima semana.

En esta ocasión, tras la demolición de tres casas el pasado mes de julio, se tenían que derribar las chabolas 91, 102, 103 y 117, situadas en las calles 4 y 5 del poblado, indicó ayer el director general de Bienestar, Joan Antoni Salas, quien acudió a Son Banya.

Salas comentó que desconocía cuántas casas ya se han quedado vacías en este asentamiento, por lo que solicitó a la Policía que hiciera un recuento para así añadir su demolición a las ya previstas hasta final de año, explicó.

La tranquilidad imperó durante la jornada, a excepción de los gritos que profirieron unos cuantos vecinos que se oponían a que su lugar de culto cayera bajo la piqueta.

Derribos pendientes

Como en anteriores derribos, trabajadores de la empresa Adalmo y de Vitrac retiraron las placas de amianto y vaciaron de trastos las viviendas, mientras otro operario subido a una grúa desconectaba cada una de las cuatro casas del sistema eléctrico del poblado. Las máquinas retroexcavadoras comenzaron ayer con el derribo de dos viviendas y el de las otras dos se completará en lo que queda de semana.

Mientras en Son Banya proseguían los trabajos de desmantelación, la regidora de Bienestar, Mercè Borràs, ofrecía una rueda de prensa en Cort para informar de la ausencia de incidentes. También indicó que de las 17 familias que se acogen al programa de reinserción del Ayuntamiento, las tres que salieron en julio se han integrado sin problemas y ocupan casas de protección oficial del Ibavi y del Patronat Municipal de l'Habitatge. Las otras catorce familias continúan viviendo en el poblado a la espera de que haya más viviendas disponibles, ya que aún les faltan cuatro y habrá que distribuirlas de acuerdo con las necesidades de cada caso.

Borràs manifestó su confianza en que las siguientes familias con orden de desalojo abandonarán su casa antes de que llegue la comitiva judicial, como sucedió ayer.