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Palma a Palma

Paredes al aire

Paredes al aire

No hay nada más triste que ver cómo la piqueta procede al derribo de una casa. Aunque muchas veces la fachada sea lo último en desaparecer, vas viendo las interioridades del edificio al descubierto. Las puertas, ya sin sentido, las ventanas desmarcadas, incluso la escalera. Convertida en una especie de voladizo quebrado. Sin ningún sentido.

Pero lo que da más pena son esos lienzos de pared que, después de cobijar durante años las interioridades de los propietarios, quedan al aire. Convertidas en rectángulos. Con sus papeles pintados, sus grafitos o decoraciones a veces curiosas. Como una colección de lunas o dos ojos enormes pintados sobre un fondo rosa.

Paredes al aire que hablan de propietarios ausentes. De partidas o desalojos. Y conservan el hálito de un despacho, el comedor de unos abuelos o tal vez una habitación infantil. Todo de una manera un poco fantasmagórica. Como si los propietarios, invisibles como espectros, siguieran haciendo su vida.

Yo imagino que si a nosotros, que somos ajenos, nos produce tristeza esa visión mucho más lo sentirán quienes alguna vez vivieron allí. Viendo destripados sus recuerdos, aireados sus secretos infantiles.

Las habitaciones destruidas son como una especie de escaparate de ausencias. Nos recuerdan todo aquello que perdimos. A la par que anuncian la muerte inminente de la casa.

Escenarios de la desolación.

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