Los integrantes de la asociación animalista I.C.A. han vuelto a concentrarse frente a la Catedral, a escasos metros de las paradas de las calesas tiradas por caballos, para pedir alto y claro: "No más galeras. Los caballos no son nuestros esclavos". Llevan cuatro años reclamando la abolición de este servicio que "supone maltrato a los animales".

Ya no se conforman con la aplicación del nuevo decreto "porque Cort no lo cumple"; ya no les basta que Neus Truyol, concejala de Medio Ambiente y Bienestar Animal, "rectificase" y ampliase la prohibición de circular a los días de alerta amarilla, que antes se aplicaba con alerta naranja entre las 12 y las 17 horas. "Pedimos la abolición total porque no cumplen la ordenanza", indica Aida Cortecero, portavoz de I.A.C.

Con mayoría de participantes y simpatizantes mujeres, la excepción es Nael, quien muestra el significativo dato: "En ocho años se han puesto 212 denuncias pero solo se han pagado cinco multas. Esto demuestra la connivencia entre la Cort y los caleseros", interpreta.

Enseña una fotografía tomada en ese mismo instante -ayer, por la tarde, alrededor de las 17.30 horas- en la que se ve al calesero con un niño sentado en el pescante. "Está prohibido"; como lo está, y así lo detalla la normativa de Cort, dejar las calesas solas. Al menos una estaba así en el barullo de cientos de turistas que merodeaban por la Seu y el centro histórico de Palma.

En la concentración algunos de ellos se sumaron a las críticas de esta atracción turística a la que los animalistas proponen como alternativa las calesas eléctricas como hay en Cataluña.

"No queremos que pierdan sus puestos de trabajo, pero estamos hartos que muchos de ellos digan que son animalistas. ¡No señor, un animalista no es el que saca a un animal del matadero por dos duros, para explotarlo, lo matan de hambre para que les hagan caso y no tengan tanta fuerza. Lo que hacen los caballos de trote es maltrato. No son sus esclavos", dijo Aida, seguida por unas veinte personas, "veganas y animalistas".