Para la peruana María Teresa Rizzetto, los días de vacaciones en la isla están muy vinculados a la ruta de las llamadas Vírgenes dormidas. Año tras año, esta residente en Londres realiza una visita a su hermana, que vive en Palma, y la hace coincidir con la Mare de Déu d'Agost, ayer día 15. "Cuando descubrimos esta tradición hace 14 años por casualidad, al acudir a misa a la iglesia de Santa Eulàlia, nos sorprendió y encantó. Desde entonces no me la pierdo", asegura María Teresa frente al portal de Sant Nicolau.

Debe de ser la única turista que planea sus vacaciones para ver a la Virgen de la Asunción yacente en los templos de Ciutat, aunque otros muchos que pasearon ayer por el casco antiguo -llegaron tres cruceros- y entraron en la Catedral también asistieron sin saberlo a "una costumbre que ya existía en la época de la Corona de Aragón", tal como explica Alfredo Claret. El conservador de Sant Nicolau relató a María Teresa y Gladis, su hermana, que "el rey Jaume I dedicó la Seu a la Asunción y es tradición colocar las imágenes de la Virgen la víspera por la tarde y retirarlas el 22, en la fiesta de la coronación de María".

Sin embargo, cada vez hay menos devotos que realizan la ruta de la Mare de Déu y menos iglesias que se suman a la exposición de los Llits de la madre de Jesús. Este año hay 14 templos en Palma y cada uno adapta el horario según su disponibilidad, por lo que Pilar Aledo e Isabel Álvarez se quedaron ayer sin ver las Vírgenes dormidas de Sant Francesc, Sant Felip Neri y Sagrat Cor, porque cuando fueron se las encontraron cerradas.

"Había años que visitábamos 13 iglesias y nos faltaban por ver. Ahora hay muchas que no hacen la exposición o que no siguen la tradición de colocar la imagen en el catafalco y bajo palio, sino que ponen camas (llits) modernas y no es lo que toca", se queja Isabel. Ella y su amiga pudieron admirar la Mare de Déu de Sant Miquel, la Mercè y Santa Eulàlia en una ruta que realizan "todos los años", por lo que les entristece que se vaya perdiendo, como lamentaron al salir del templo situado junto a la sede de Cort. Claret reconoce que las exposiciones en Sant Nicolau, también cercano al consistorio, son menos vistosas que antes por la falta de voluntarios. "Tenemos un catafalco para colocar el llit, columnas neoclásicas y diverso material, pero necesitamos gente que ayude en el montaje y ya no hay tantos fieles", explica.

Más optimista es María Sastre, quien acudió a la Catedral con su marido, Francisco, tras visitar también la Mercè, Sant Miquel y Santa Eulàlia. "Creo que la ruta se mantendrá, porque aunque cada vez hay menos devoción entre los mallorquines, los inmigrantes sí la tienen y se están adaptando a nuestras tradiciones", argumenta esperanzada sobre una costumbre religiosa que antiguamente tenía un gran seguimiento en toda la Corona de Aragó.