Rosario Tapia es una mallorquina que vive desde hace casi cuatros años en su caravana de segunda mano junto a sus dos perros. Aunque lo que más le gusta es realizar viajes por la Colònia de Sant Jordi, el Dique del Oeste o el Port de Pollença, pasa la mayor parte del tiempo en Ciutat Jardí, "una zona que por sus amplias calles y la tranquilidad de su vecindario" es su preferida para pernoctar durante los meses de verano, según explica ella misma. La familia de esta caravanera acepta completamente su modo de vida y, aunque cuenta con su propio piso en Mallorca, admite: "Todo el espacio que necesito está en mi caravana".

A pesar de que muchas veces se critique este estilo de vida, lo cierto es que las polémicas son muy pocas en la barriada. "Cuando se concentran varias autocaravanas suele venir la policía y avisan a los propietarios para que las muevan", cuenta Rosario Tapia. Aun así, en su opinión, "los problemas por sacar toldos y hacer camping casi no existen", además recuerda que "los dueños conocen la normativa y saben muy bien qué es legal y qué no".

Solo el año pasado, se llegaron a matricular en España más de 4.900 autocaravanas y este año se espera un aumento del 30%. Aunque muchos crean que para viajar en autocaravana se requiere de un buen presupuesto, hay quienes prefieren estos vehículos exclusivamente para realizar largos viajes sin gastar mucho. Este es el caso de Héctor García, un mallorquín que lleva casi toda su vida en Ciutat Jardí y que hace cinco años compró su autocaravana. "Mejor que esto no hay nada, me gusta hacer surf y viajar al norte de la península con la familia y mi tabla me sale más rentable en coche", asegura. Además, el surfero planea viajar este verano a Portugal con su mujer y sus dos hijas y explica que lo máximo en lo que puede gastar durante el trayecto es en gasolina, "porque realmente es un viaje low cost, no hay que pagar hoteles". Pese a que los cuatro tienen un espacio muy limitado, recalca que el vehículo es "muy cómodo: tiene cama, televisión, ducha y agua caliente y, aunque existen algunas limitaciones, el salón más grande está en la calle".

Vehículo y alojamiento

El mayor problema de las autocaravanas se debe a su doble consideración de vehículo y alojamiento móvil, que muchas veces les impide acampar.

Sin embargo, los residentes de Ciutat Jardí aseguran que la convivencia con los caravaneros es muy buena, así apunta Marisa Armengol, que lleva desde 1968 en el barrio y que explica que "los vecinos nunca han tenido problemas con las autocaravanas, no sacan toldos ni mesas y la mayoría son muy limpias". Además, están acostumbrados a vivir con estos vehículos, como asegura la vecina, que cuenta que "hace diez años llamaban la atención, pero ahora puedes encontrar hasta diez estacionadas, porque las calles son amplias y la convivencia es muy buena".

Para Lucas Brajer, un argentino que lleva 20 años en Mallorca, "la convivencia con los vecinos es muy buena durante todo el año, pero en verano a veces hay algún problema con los que vienen de paso". Cuenta que hace tres años compró su autocaravana y vive desde entonces con su hija, "lo único que lamenta", reconoce, es "no haberlo hecho antes". Sin embargo, a diferencia de otras autocaravanas, Brajer tiene placas solares, así que lo más caro que puede gastar en sus trayectos es "en el viaje en ferri hasta la península", explica.

Muchos de los propietarios coinciden en que con este estilo de vida hay que saber "conformarse con muy poco", como explica Brajer, quien además asegura que si tuviera una nómina más alta no viviría en un piso o una casa, sino que se "compraría una caravana mejor".