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Mujeres de hoy

Elizabeth Laquiere: "En Palma me siento francesa y en Francia, mallorquina: soy extranjera"

La propietaria de la tienda de juguetes antiguos ¡Viva Palma! lucha para "mejorar" su barrio, El Terreno

Elizabeth Laquiere, en el jardín "oasis" de su casa en El Terreno. manu mielniezuk

En la calle de Georges Bernanos vive Elizabeth Laquiere, conocida en El Terreno por ser la propietaria de una tienda de juguetes antiguos, ¡Viva España! Sin embargo, son pocos los que conocen parte de una vida intensa que empezó un 15 de enero de 1951 en Argel. Ella es una pied-noir, los extranjeros nacidos en Argelia, muchos de los cuales se sintieron traicionados por De Gaulle cuando apoyó la independencia del país del norte de África. El padre de Elizabeth, Jacques Laquiere, fue uno de ellos. Vinculado al OAS, la asociación terrorista contraria a la independencia argelina, encontró refugio para él y su familia en Mallorca. El franquismo les protegía. Elizabeth tenía 10 años.

¿Ha vuelto a Argel?

No, mi apellido me lo impide, aunque con el paso del tiempo quizá ahora podría. Mi prima sí volvió.

Su padre fue un destacado miembro en la temible OAS que buscó refugio en Mallorca. ¿Cómo lo recuerda usted?

Fue un problema de supervivencia. Nos echaron y nos dijeron sin dinero. Mia abuelo había sido decano de los abogados, y te encuentras en la calle. El gran error de mi padre fue apoyar a De Gaulle en mayo de 1958. Argelia era un departamento francés, no una colonia. Jamás nos imaginamos que nos iban a echar de nuestro país. Mi padre huyó el primero. De Gaulle apoyó a ETA y Franco nos ayudó a nosotros. Primero fue a Niza y de ahí un amigo de Árgel trajo el velero St. Mary II con el que llegó a Mallorca, y en el que vivimos cuando la familia nos reunimos en Palma hasta que nos instalamos en El Terreno.

¿Cuántos años tenía usted?

Tenía 10 años. Yo llegué a Palma al acabar el colegio. Me llevé a mis dos loritos escondidos. La Policía argelina nos paró pero no los vieron. ¡Pasé mucho miedo!

¿Argelina, francesa, mallorquina...?

Hoy he estado mirando fotos y me he emocionado. De Argel recuerdo los olores a especias y sudores... Tan especial. No sé si volveré a Argel. Con 10 años, te reconstruyes en otra parte. Si lo pienso, Mallorca es mi raíz, pero necesito salir. Soy francesa cuando estoy aquí, y mallorquina, en Francia. Soy una extranjera.

Arraigada al barrio, incluso está en la asociación de vecinos. ¿El Terreno tiene cura?

Hay mucha rumorología al respecto, se habla de intereses especulativos, dejarlo caer para futuras inversiones. No sé. Lo que sí observo es que faltan infraestructuras que den calidad de vida a sus residentes como aparcamientos, más vigilancia frente al botellón, actos vandálicos. Yo estoy convencida de que si la Administración invirtiera en este barrio, se le compensaría con votos.

Usted debe estar atenta a todas las noticias relativas al arreglo de la antigua piscina de s'Aigo Dolça ya que fue campeona de Balears de 100 metros braza.

(Risas) Llevan más de quince años hablando. Ahora parece que quieren hacer un aparcamiento y una piscina abierta pero quiero verlo. Sería genial para el barrio. Para mí la piscina del Club Natación Palma fue mi primera discoteca porque tenías entreno, había un bar, los chicos no estaban muy lejos...

Pues mirando chicos se alzó con el título. ¿Sigue nadando?

¡Sí! Al quedarme viuda, con 56 años, volví a competir. No paraba de llorar y me encontré a mi entrenador Ferrer; él me dijo, '¡a nadar!' Y así lo hice. Tuve que cambiar mi forma de nadar y llevó dos años de medallitas, en concursos de seniors en Palma, Balears. Ahora nado un kilómetro, y acabo de comprarme una monoaleta. ¡Mi última locura!

¿Nada en el mar?

No, hay demasiada gente.

¿Su colección de juguetes antiguos que vende en ¡Viva Palma! en la calle Joan Miró es también otra 'locura'?

Sí... A mi abuela se le ocurrió la idea de regalar muñecas a sus biznietas, ninguna a mí. Me sentí traicionada y me vengué montando mi propia colección. Ahora mismo estoy haciendo el inventario. No tengo ni idea de cuántos juguetes tengo. Hace 18 años quise abrir un museo pero al no conseguir, acabé montando esta tienda.

En la antigua droguería del barrio. ¿No se la han querido comprar?

Compré la casa Can Palou, construida en 1860, y en 1997 cuando la estaba reformando me la quisieron comprar. Al parecer en esta casa antes hubo un casino, un eufemismo del que parece ser fue un burdel. Tiene mucha historia. Me encanta vivir aquí. No la vendería pero es cierto que El Terreno debe sumar a sus problemas el de la gentrificación. Cada vez son más los suecos, alemanes, con dinero, que están comprando casas. Los Kerrigan vendieron la suya a unos franceses. El Terreno es un barrio lleno de personas mayores, y muchas de ellas están vendiendo. Ofrecen cifras irresistibles. En la calle Dos de Mayo se está vendiendo mucho porque los inversores quieren casas con vistas. Y eso que mi abuelo construyó el primer edificio alto. ¡No me siento orgullosa!

Dice sentirse francesa. ¿Votó a Macron?

Lo voté con la nariz tapada. No me gusta pero había que votarle para evitar que ganara la extrema derecha.

¿Se aleja por tanto de sus raíces familiares?

Hay que situarse en el contexto. Yo no viví mal el franquismo pero era una cría. Mi padre fue muy severo conmigo, esta sociedad mallorquina era muy rígida. Cuando salí en 1970, fui a Toulouse; me liberé de mi padre y de España. Viajé por el mundo, regresé en el 78, hice mi tesis sobre los xuetes, y volví a viajar porque me contrataron en el club Med. Mi vida ha sido un ir y venir. Soy de aquí y soy una extranjera.

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