Pitidos, frenazos, circulación en contradirección, sin casco. Son los turistas que alquilan motos eléctricas, el último castigo que sufre Can Pastilla. "Falta una regulación, o si la hay que se aplique para poner freno a la conducción temeraria de muchos turistas". Lo expresó Talio Orell, que ha sido quien ha promovido la manifestación de esta tarde que ha movilizado en la playa a unas treinta personas.

"¡Las motos aquí no!" han coreado ante la provocadora carrera de turistas motorizados que seguían con su atropello ante las cámaras.

A la espera de que Cort ponga en marcha el decreto que regula las normas de los vehículos de movilidad personal, los residentes de Can Pastilla, y también muchos de los restauradores de la playa, sufren a diario "un auténtico martirio".

Félix Zambrano va más lejos: "Tengo un bebé de dos meses y me da miedo pasear por la playa. Estamos ante un tema de seguridad. Estas motos van a 30 kilómetros por hora, sin control. Hay que regularlo ya. Va a ocurrir una desgracia".

Desde la asociación vecinal han recibido innumerables quejas "desde que celebramos el festival de Voramar y se produjeron altercados entre familias y estos turistas motorizados y sin control", ha relatado Isabel Adrover, vocal de las asociación vecinal.

Han hablado con la Policía Local, y según ella, "no actúan porque nos dicen que no hay normativa". Están recogiendo firmas para pedir que el uso de estos vehículos quede regulado y se multen las infracciones. "No vamos contra las empresas", indica Orell.

Alquilar una moto eléctrica cuesta 20 euros la hora en una de las empresas de la zona. Su encargada dice que ellos respetan las normas. "Son otras empresas las que revientan precios, no informan a los turistas, ni les dan casco y lo alquilan a menores."