Pep Bonnín es el segundo eslabón en la familia que despacha en el mercado de Pere Garau en puestos de carnicería. Él sustituyó a su padre cuando tenía 16 años y se mantuvo vendiendo carne hasta que cumplió 65 años y cedió el testigo a sus hijos. Se jubiló pero no se ha desvinculado del mercado, ya que lo preside desde hace 18 años. "¡No hay ningún valiente que se ponga al frente, y siempre me acaban eligiendo a mí!", sonríe.

Él mira de frente los problemas que afectan al mercado. "Si de mí depende, aquí no va a haber tardeo ni nada por el estilo", indica Pep Bonnín.

"Nadie quiere poner una frutería o verdulería sino que prefieren poner bares. Todos tienen derecho, ¡claro!, pero si se abren estos chiringuitos que atiendan en el horario de mercado, no por la tarde. Somos un mercado tradicional", recuerda.

En la actualidad hay 112 puestos que se reparten entre 55 propietarios. De ellos, cinco están disponibles tanto en alquiler como en venta. Los precios del alquiler varían en función de las necesidades -limpieza, agua, seguridad, vigilancia-, pero los más altos son 16,5 euros el metro cuadrado.

"Estamos en un período de cambio. Se están recibiendo ofertas para bares pero estamos diciendo que no. No queremos masificar la oferta", indicó Bonnín.

Los veteranos

Ahora Cort está preparando una memoria para honrar a los 55 propietarios que están al frente de los 112 puestos de venta. A todos les están entregando una encuesta en la que les piden datos de antigüedad. Hay veteranos con más de cincuenta años en el mercado de Pere Garau.

Las carnicerías de los Bonnín cuentan con más de medio siglo, aunque los veteranos son los integrantes de la familia Soler Sastre, también con tres generaciones al frente del puesto de pescadería.

En 1943 se inauguró la plaza de Pere Garau como mercado de abastos. Es el centro neurálgico del barrio con mayor diversidad cultural. Sus vecinos increpan al Ayuntamiento por seguir sin casal de barrio, aparcamiento y por la lacra de la suciedad. Desde el mercado, su presidente se sumó a las quejas vecinales.

"Desde el mercado propiamente, no tenemos ninguna, pero sí quiero recordar los problemas derivados de la venta ambulante. ¡Cort tiene ente ceja y ceja s'Arenal y aquí nos dejan una cuadrilla para atender los problemas del barrio más poblado de Palma", opina.

La asociación del mercado no comprende los puestos que martes, jueves y sábados se instalan en la plaza. Es el mercado payés.