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Palma a Palma

La ciudad del calor

La ciudad del calor

La ciudad se aplana. Se abre como una fruta hendida por la mitad. El sol transforma la geografía ciudadana. Hasta hacerla casi irreconocible. Los criterios habituales de tránsito, como son los puntos más cercanos o la trayectoria en línea recta, dejan de ser válidos cuando suben tanto las temperaturas. De repente, te encuentras en la ciudad del calor.

¿Qué significa? Para empezar, descubres el callejero de las corrientes de aire. ¿Quién piensa en ello en otras épocas? Pero ahora mismo, la difrencia entre una avenida con sombra y algo de "oratget" y otra descarnada y caniculada resulta abismal.

Descubres por ejemplo que ciertas calles se encaran a la brisa marina. Y a partir del mediodía canalizan una cierta corriente de aire fresco. Como si fuese un ligero episodio de alivio térmico. A veces son calles de segunda o tercera. En otras épocas no las habrías escogido como ruta. Pero ahora adquieren un protagonismo inesperado con el calor.

Por el contrario, otras arterias ciudadanas miran hacia el interior. Reciben el sol de pleno. Y se hacen larguísimas, pesadas, insoportables. Como si tuviesen el doble de extensión.

La ciudad del calor te enseña a valorar los pequeños rincones. Los balcones abiertos al frescor. Como por ejemplo ese espacio central situado entre los edificios del Palacio de Congresos. Allí la sombra es extensa y siempre sopla una brisa agradecida. Aunque el espacio es desolado y feo, se hace habitable en estas fechas.

También encuentras esos reductos de sombra fresca. Generalmente fruto de algún árbol. O del relieve de una iglesia. Son como islas de náufrago en medio del calor. Espacios en los que nunca te habrías fijado pero que ahora te salvan la vida.

Y si estás desesperado, nada mejor que entrar en un supermercado y pasar un rato en la sección de congelados. Es una pena que no te dejen montar allí un sillón de playa y leer el diario. Estarías de lujo.

La ciudad nunca es la misma. El viento, el frío, la noche, el calor, nos descubren siempre nuevos rostros de su realidad.

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