El bosque urbano del canódromo, el gran proyecto de modelo de ciudad de esta legislatura, será una realidad dentro de un año. Ayer, el alcalde, Antoni Noguera, acompañado de varios regidores y otros cargos municipales, visitaron este terreno, en el que una excavadora removía tierra y desbrozaba la antigua pista de carreras, que se recuperará para que los ciudadanos puedan correr por ella.

La duración de las obras que reconvertirán este solar abandonado detrás de los institutos en una zona verde de 16.000 metros cuadrados será de 12 meses y en ellas se invertirán más de 800.000 euros. Además de la pista para correr, que contará con un pavimento de caucho, el antiguo canódromo dispondrá de un paseo junto al cauce de sa Riera, para lo que se derribarán los muros y restos de antiguas construcciones.

La vegetación de este futuro bosque urbano será autóctona, con el objetivo de minimizar su mantenimiento, y se regará con agua regenerada, indicaron ayer los responsables de este proyecto durante la visita sobre el terreno. El Ayuntamiento tiene previsto plantar unos 280 árboles y arbustos, cifra que el colectivo Palma

Además, a este bosque urbano se incorporará el ramal de la antigua acequia de la Font de la Vila y se habilitarán dos entradas diferentes, una de ellas la de la calle Carles I.

Noguera comentó que este bosque urbano "rompe con la dinámica de los últimos años de hacer parques donde el cemento destacaba sobre lo verde" y que contribuirá en la lucha contra el cambio climático.

El futuro parque también contará con juegos infantiles y mobiliario urbano, así como 64 puntos de luz LED.

El regidor de Urbanismo, José Hila, recordó que este proyecto forma parte del nuevo modelo de ciudad y que darle uso era una reivindicación de los vecinos.

La visita a las incipientes obras contó también con la asistencia de los regidores Susanna Moll (Educación y Deportes), Angélica Pastor