Hace escasamente un mes, el forner Tomeu Arbona salía de la librería del Gran Hotel y se topó de frente con el cartel de 'Se alquila' en el antiguo Forn des TeatreSe alquila' en el antiguo Forn des Teatre. Ya había pensado alguna vez que era un buen sitio, pero en esta ocasión la ilusión se transformó en decisión. "Llamé a mi mujer y me temblaban las piernas. Toda la vida he estado enamorado de su puerta y comencé a hacer gestiones y vimos que era posible". Trasladaría su Fornet de la Soca allí. Ahora está inmerso en la reforma del establecimiento, entusiasmado. Su intención es abrir el 15 de agosto.
Para esa fecha habrá cerrado su actual obrador y el local que ha ocupado durante ocho años en la calle Sant Jaume y que tantas alegrías le ha reportado, como que su pan sea considerado uno de los mejores de España.
Lejos de vivir la reforma como un suplicio, Arbona contagia entusiasmo. Los 200 metros cuadrados de local le permitirán contar con un obrador amplio, que podrá ser contemplado por los clientes, incluso por quien pase por delante del Forn des Teatre. Tendrá almacén, un gran expositor y hasta una oficina, que instalará en lo que fue una antigua vivienda en la parte superior. En el sótano ha instalado su horno industrial, que muestra con orgullo: "Parece un avión", comenta.
El marco de la antigua puerta del Forn des Teatre, con su cartel, se queda intacto, como no puede ser de otra manera ya que está protegido, pero se convertirá en el gran escaparate del Fornet de la Soca, "un escenario maravilloso" en el que mostrar sus productos.
El interior no está protegido, pero también se ha respetado al máximo. Donde ha sido posible, se han dejado las baldosas antiguas, que han aparecido tras quitar capas y capas de otras. Las vigas de madera del techo también quedan a la vista y sin tratar. "La idea es retornar la originalidad del local, que no debía de ser tan refinado por todo lo que hemos encontrado. En un momento dado le debieron querer dar ese aire tan modernista, pero en el interior era bastante rústico", comenta el panadero y repostero. Donde había el antiguo obrador, y donde se instalará parte del nuevo, aun hay marcas de saïm, como testigo de las ensaimadas que se elaboraban antes...
"No haremos un producto enfocado al turista, aunque pasen muchos, sino que radicalmente haremos el producto que hacemos. Incluso nos permitiremos profundizar más en el producto tradicional. Cosas que antes no nos atrevíamos y que antes solo hacías una vez al año, como los coixins imperials o los coixins imperialsserafins, nos podremos permitir tenerlo siempre. Queremos que sea una muestra muy honesta de lo que es el producto local".