La Universitat concluye que los ferris que atracan en el puerto de Palma contaminan más que los cruceros. Un estudio encargado por la Autoridad Portuaria revela que la actividad de estos buques de pasajeros y mercancías está "correlacionada con la evolución temporal de concentraciones de partículas" causantes de polución en la atmósfera, según explicaron los investigadores del proyecto SmartSensPort, presentado ayer por el presidente del organismo estatal, Joan Gual de Torrella, y el vicerrector de Innovación de la UIB, Jordi Llabrés.

La "metodología permanente y rigurosa" que se ha empezado a aplicar en el puerto para conocer el nivel de contaminación que causa es un "punto de inflexión", debido a que "es la primera vez que se podrá tener información basada en datos reales y no en las adhesiones o fobias a determinados productos turísticos", afirmó Gual en referencia al rechazo que provoca la masiva afluencia de cruceros entre diversos colectivos y ciudadanos. "Admito que pueda haber fobias, aunque no es una competencia del puerto hablar de productos turísticos, sino de que la infraestructura no contribuya a la contaminación de la ciudad", añadió el responsable.

Por este motivo, tras los datos aportados por el estudio de la UIB, aseguró que dará "un toque de atención" a las navieras cuyos barcos provocan polución. Una posible causa de que los ferris sean más contaminantes que los cruceros es que "son muy viejos", según Gual, aunque los expertos de la Universitat apuntaron que también se podría atribuir a los coches y camiones que entran y salen de estos buques.

La metodología se encuentra en una fase inicial, pero a medida que vayan avanzando, podrán ir modificándola dependiendo de sus necesidades con la finalidad de conocer las fuentes concretas de contaminación. Otro ejemplo que pusieron es la polución que genera el ruido. Por ahora, captan ruido ambiental, como el que se produce con un motor en marcha o el que causa el tráfico del paseo Marítimo. Para el presidente de la Autoridad Portuaria, este dato será muy importante en el futuro porque se podrá comparar con el ruido previsto cuando el bulevar esté construido, con dos carriles menos de circulación.

Sensores ambientales

Las herramientas utilizadas son siete sensores ambientales que han sido distribuidos a lo largo de todo el puerto y con los que se han monitorizado a nivel temporal tres variables: el nivel de ruido, la concentración de partículas y la de gases. De las dos primeras se realizó un seguimiento desde septiembre de 2017 hasta abril de este año, mientras que los gases contaminantes se monitorizaron el pasado junio. En cuanto a estos últimos datos, "si bien permiten observar las tendencias normalizadas y establecer un ciclo diario del nivel de concentración del contaminante, aún no son suficientes para implantar un modelo fiable y extraer conclusiones de causa-efecto".

Sobre el ruido y las partículas en el aire, dijeron que "no hay una correlación clara entre todas las actividades del puerto y los niveles de contaminación", aunque si se detalla por el tipo de barco, el nivel de partículas en suspensión "ofrece una notable correlación con la actividad de los ferris", es decir, los buques más numerosos, tanto por número de horas/barco atracados en puerto como por el número total de embarcaciones. Los ferris representan el 44% del total; los cruceros, el 25%; y el resto de barcos, el 31%, tomando como referencia el periodo de observación de septiembre a abril.