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Los grafitis que ensucian Ciutat

Las pintadas llenan los barrios y se suman a las recién aparecidas en el Baluard y hoteles boutique

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Los grafitis que ensucian Ciutat

Las recientes pintadas que se encontraron en uno de los muros del Baluard del Príncep pusieron a los vecinos en alerta contra los actos vandálicos que se están produciendo en el Patrimonio. No es la primera vez que ensucian un monumento declarado Bien de Interés Cultural, como la muralla renacentista de la calle Bala Roja, y el pasado sábado se sumaron los grafitis contra el turismo aparecidos en varios hoteles boutique del centro histórico.

Las acciones continúan y, tal como denuncia la Asociación para la Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA), "la inmensa mayoría no son ni siquiera pintadas que reivindiquen nada en concreto -que también critica-, sino que es la voluntad de agredir por agredir, de ensuciar por ensuciar". Su portavoz, Àngels Fermoselle, deja claro que "los grafitis y el vandalismo que se realiza sobre algunos edificios son cosas totalmente distintas al arte urbano, en el que no se puede pintar donde le dé la gana a cualquiera. Deben pedir un permiso, como hace el artista Joan Aguiló", por ejemplo.

Pese a ello, las manifestaciones artísticas que no tienen permiso de Cort se sitúan en el mismo lugar que un acto vandálico, porque la ordenanza de limpieza las prohíbe, aunque el propósito de ambas acciones sean diferentes.

"Una forma de expresión"

Para Lara Vinton, estudiante de l'Escola d'Art i Disseny de les Illes Balears, "los grafiteros están menospreciados por culpa de los prejuicios hacia el mundo urbano en general (piercings, tatuajes, rap, gorras, jergas?), ¿qué hay de malo en cambiar una pared o una piel? Es una forma más de expresión que no debería censurarse".

Destaca que la importancia del grafiti reside en su lugar de ejecución: la calle. Según Vinton, "la gente ya no va a los museos, no puede permitírselo ni entiende nada por el elitismo del arte contemporáneo. Sin embargo, todos los ciudadanos pueden ir por la calle y a todos les puede provocar un pensamiento descontextualizar una pared con un grafiti".

Los grafitis considerados "vandálicos" no solo se encuentran debajo de puentes, en inmuebles abandonados o en barrios conflictivos. Según la portavoz de ARCA, "las pintadas afectan a todos los barrios de Palma y desde el Ayuntamiento no se está poniendo suficiente empeño en su erradicación ni persecución". En su opinión, "quien sale más malparada es la imagen de la ciudad".

El arte urbano convierte los barrios en un museo callejero

En los últimos años el Ayuntamiento de Palma ha promovido el arte urbano, relacionándolo con la "regeneración de barrios vulnerables", como los grafitis realizados en la escoleta del Molinar, Son Gotleu y Ses Estacions, por ejemplo. De igual forma, este 2018 los vecinos de Santa Pagesa, con el apoyo de Cort, realizaron una acción de arte urbano "participativo y feminista" en conmemoración del Día de la Mujer. Incluso lugares como las casetas de venta de la Rambla, que continuamente tenían pintadas vandálicas, ahora forman parte de las rutas de streetart.

Para darlas a conocer, PalmaJove ha elaborado un mapa digital de arte urbano para poder visitar los lugares donde se localizan algunos de los mejores grafitis de la ciudad. El propósito es poder realizar una ruta de arte callejero a través de los murales, adhesivos, pósters, grafitis y otros elementos artísticos que las personas aporten al mapa interactivo.

Muchas de las obras que se recogen no cuentan con una autorización previa para pintarlas, pero esto no supone un inconveniente a la hora de añadirlas al plano. Lo importante en este caso es el mensaje artístico y crítico que envía el arte urbano, que convierte las calles de Palma en un museo callejero.

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