Pere Garau no es ajeno a la falta de escrúpulos de muchos propietarios que alquilan sus casas a precios difíciles de asumir por la mayoría de la población. La burbuja de los alquileres les ha estallado en esta pequeña ciudad dentro de Palma. "Muchos se han tenido que ir porque los alquileres han subido un 25 por ciento. Se están pidiendo entre 700 y 900 euros al mes por un piso modesto. Se han llegado a pedir 350 euros de alquiler por una sola habitación", contaron los vecinos. También el trasiego de turistas por las calles de este popular barrio ha aumentado. "Se está haciendo alquiler turístico de tapadillo. En las fincas entran y salen cada dos o tres días turistas con maletas. Dicen que son amigos. ¿Tú te lo crees"